El diputado, durante su intervención en la sala de prensa del Congreso. | Twitter: @gabrielrufian

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Los decibelios suben en una nueva escalada de tensión mediática a cuenta del catalán en las aulas de Cataluña, reactivada por un caso particular de una familia de Canet (Barcelona) que ha sido avalada por los tribunales para que su hija de cinco años reciba una cuarta parte de su educación en castellano, en contra del criterio del centro y de la ley educativa vigente. Sobre este tema se han recogido muchas intervenciones, y especialmente significativa es la del portavoz de Esquerra en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián.

En una intervención en la sala de prensa del hemiciclo el republicano ha dejado ir algunas consideraciones que, según él, son ideales para que se las reenvíen a su cuñado. No se refiere con eso a que literalmente remitan esta publicación a la pareja de su hermano o hermana; bien es cierto que son libres de hacerlo. Sin embargo Rufián hace mención a ese personaje arquetípico, presente en muchos hogares y que todos tenemos en la cabeza, que acostumbra a hablar de todo sin mucho conocimiento de causa, y sin entrar al fondo de las cuestiones.

Rufián se refiere a la mención asumida en determinados sectores de que el castellano está en peligro o perseguido en el Principado. Él, nacido en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) en 1982, el año inmediatamente siguiente a la puesta en marcha de la ley de inmersión lingüística, se puede dirigir perfectamente a los periodistas que le escuchan en el idioma común para ambos. Para el diputado se trata de «un debate cíclico, va y viene porque tiene réditos electorales», y realmente no existe un problema de conocimiento de las lenguas que protege la Constitución.

En menos de veinticuatro horas, la intervención de Rufián ha obtenido miles de interacciones de los usuarios en Twitter. También numerosos comentarios. Algunos avalan su teoría, otros le afean que los independentistas también utilizan políticamente una cuestión cultural que debería servir más para unir que para enfrentar.