El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. | Kiko Huesca

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El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha advertido de que la UE no podrá dialogar con Rusia en el marco de la crisis en Ucrania si no hay una desescalada de la tensión y hay presión militar. «Si Rusia tiene dudas o quiere plantear alguna cuestión sobre la OTAN o la UE, estamos abiertos a hablar con ellos y a crear medidas de confianza, pero es necesario desescalar la tensión. No se puede dialogar bajo la presión militar», ha señalado en una entrevista para Europa Sur. El ministro señala que no hay que olvidar «lo que está en juego» con este conflicto, como es «la propia legalidad internacional, los principios de la Carta de Naciones Unidas, que en su artículo 2, proscribe claramente el uso de la fuerza y la amenaza del uso de la fuerza».

«Tampoco podemos rechazar un principio consustancial a la construcción de Europa y a dicha carta, como es la integridad territorial de los estados, la igualdad soberana de cada estado, la capacidad que tienen las organizaciones internacionales y europeas para decidir quiénes son sus miembros», ha explicado. Albares destaca que hay una presión de 120.000 soldados rusos en la frontera ucraniana, que «no se compatibiliza con ninguna necesidad defensiva de Rusia», pero, al mismo tiempo, los canales de diálogo siguen abiertos, en el consejo OTAN-Rusia, en el seno de la OSCE y en reuniones bilaterales. «Esa tiene que ser la vía, al menos es la vía en la que España pone todo su esfuerzo», ha afirmado.

En este sentido, advierte de que el mundo no se puede permitir «volver al pasado», un tiempo en que la guerra era «una forma de resolver las diferencias en Europa» y no el diálogo y la diplomacia, o lo que es lo mismo, «un tiempo de esferas de influencias, un tiempo de muros y de vallas». No obstante, recuerda que España no descarta «la disuasión a través de sanciones económicas masivas» si fueran necesario, ya que España está unida con sus socios europeos y con los aliados trasatlánticos en el diálogo pero también en esta vía, aunque esta no sea la que se deba «privilegiar»