La comunidad educativa se encuentra dividida en torno al nuevo Real Decreto por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato.

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La comunidad educativa se encuentra dividida en torno al nuevo Real Decreto por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato, aprobado este martes en Consejo de Ministros, sobre todo en lo referente a la promoción y titulación, medidas más polémicas. CCOO valora positivamente el nuevo enfoque educativo de las enseñanzas mínimas en Bachillerato, pero pide una suficiente dotación presupuestaria en profesorado, personal educativo y medios materiales que permitan a la educación pública responder con éxito a los retos que plantea el nuevo modelo curricular. Desde este sindicato, consideran necesario implementar una serie de medidas que faciliten el «éxito» de esta reforma curricular, entre otras, asegurar en la red pública el acceso del alumnado a todas las modalidades de Bachillerato; situar las ratios en 25 estudiantes; incrementar las plantillas y el personal de apoyo socioeducativo; garantizar un sistema de becas que impida el abandono de los estudios por causas económicas; y fortalecer y mejorar la oferta pública de Bachillerato de personas adultas y a distancia para favorecer la compatibilidad entre trabajo y estudios.

También UGT valora positivamente la actualización del currículo de esta etapa. En concreto, celebran el aumento de las modalidades al incorporar la modalidad General y el desdoblamiento en la modalidad de Artes, si bien preocupa su aplicación práctica. Asimismo, indican: «Valoramos la excepcionalidad de la titulación cuando se hayan superado todas las materias salvo una porque queda a criterio del equipo docente (...) pero también por el dato objetivo de necesitar que la media aritmética de las calificaciones obtenidas en todas las materias de la etapa sea igual o superior a cinco».

Y pide, al igual que CCOO, una reducción de las ratios; de las horas lectivas del profesorado; y la incorporación de nuevos perfiles y el refuerzo de las plantillas. Por el contrario, desde CSIF advierten de que «reducir los niveles de exigencia entre el alumnado para lograr las titulaciones perjudicará a la educación pública en su conjunto». «Consideramos que el nuevo currículo de Bachillerato --que permitirá obtener el título con una asignatura pendiente-- no va a mejorar ni solucionar los problemas reales de la educación de los últimos 30 años y que siguen sin resolverse: escasa inversión, paro juvenil, abandono escolar y diferencias entre comunidades, etc», señala este sindicato.

CSIF recuerda que las polémicas sobre la promoción o la titulación con suspensos no son solo parte del Bachillerato, sino de la propia Ley educativa, la LOMLOE, que ya denunció CSIF. También ANPE mantiene su «absoluto desacuerdo» con que se obtenga el título de Bachillerato con alguna asignatura suspensa, ni siquiera en los supuestos excepcionales que incluye la norma. Esta medida envía un mensaje contrario a la «cultura del esfuerzo, del rigor, y del mérito en el que la ausencia de incentivos para lograr la excelencia académica resulta desmotivadora para el profesorado y el alumnado», señala Francisco Venzalá, presidente nacional de ANPE. «La solución para luchar contra el fracaso escolar y disminuir las repeticiones no pasa por establecer sistemas de promoción y titulación con materias suspensas, sino por evitar que esto suceda, y eso pasa por reducir el número de alumnos por aula, establecer desdobles y programas de refuerzo en los centros educativos, dotando de profesorado suficiente para llevarlo a cabo», considera Venzalá.

Los estudiantes, por su parte, están a favor de los cambios que se introducen, como es el caso de la creación de un Bachillerato General y la promoción de los alumnos con asignaturas suspensas. La presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), Andrea Henry, señala que se trata de una «gran noticia» que se permita a estudiantes que no tengan claro qué quieren estudiar hacer una modalidad de Bachillerato General. «Lo que nos preocupa es que estos estudiantes no estén bien informados sobre el tema de las ponderaciones», advierte Henry, en referencia a los porcentajes de nota de cada asignatura en la EBAU. Con respecto al tema de la repetición, Henry recuerda que CANAE está «totalmente en contra de la repetición como concepto, como práctica habitual para los estudiantes que no llegan a las competencias que se les está demandando», pues se trata de una medida que «no es efectiva, cuesta mucho dinero, crea estigmas en los estudiantes y no ayuda pedagógicamente a que continúen estudiando». Por eso, celebra que se pueda pasar de curso con asignaturas suspensas si eso es lo que decide el profesor, que es quien conoce al alumno. «Nos parece una gran medida para tener en cuenta tantas variables como estudiantes hay», zanja.

A juicio de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA), el nuevo currículo de Bachillerato tiene «varios aspectos positivos»: que se amplía el número de modalidades de Bachillerato de 3 a 5, lo que da «más opciones y flexibilidad para cada alumno»; la evaluación continua; y la opción de cursar Bachillerato en tres años en determinadas circunstancias excepcionales. Sin embargo, desde CEAPA estarán «muy atentos» para comprobar que las administraciones ponen a disposición de los centros educativos los recursos materiales y humanos necesarios para que las nuevas medidas se trasladen a la práctica.

Mientras, desde la Confederación de Padres de Alumnos (COFAPA) no están de acuerdo. Su presidenta, Begoña Ladrón de Guevara, cree que «el currículo se ha hecho de manera rápida» y, en este sentido, le preocupa «los tiempos y falta de tiempo para que los profesores se preparen» y para su implantación en septiembre para 1º de Bachillerato, lo que considera «muy precipitado». «También nos da miedo que suponga un descenso del nivel académico y la exigencia de nuestros hijos, los requisitos de promoción y titulación pueden favorecer una cultura del mínimo esfuerzo», añade. En la misma línea se manifiesta Pedro Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), que critica que a partir de ahora se abandone «la cultura del esfuerzo y el trabajo» porque «desmotiva al alumnado y al profesorado por seguir promocionando y titulado con asignaturas suspensas y con materias curriculares tan abstractas que dificultará a los docentes su impartición».

En cuanto a los centros, la valoración de Escuelas Católicas (que engloba centros concertados católicos) es «negativa». «El nuevo Bachillerato contiene novedades que rebajan el nivel académico (por ejemplo, con la titulación con una materia suspensa o con contenidos mucho más genéricos y menos profundos en Historia, Filosofía, etc.) e introduce medidas estructurales que aumentan la complejidad organizativa de los Centros (como el Bachillerato de 3 años o la nueva modalidad del Bachillerato »General«)», considera Luis Centeno, secretario general adjunto.

Por el contrario, la Asociación de Colegios Privados e Independientes (CICAE) valora positivamente que el alumnado tenga más opciones y modalidades de Bachillerato, pero creen que se deben ampliar los esfuerzos para mejorar la orientación vocacional y profesional de los estudiantes. Con respecto a la obtención del título en Bachillerato con una asignatura suspensa, CICAE califica esto de «aceptable» si se trata de «una medida excepcional, justificada y bajo acuerdo del equipo docente para atender a estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo y que así favorezca la atención a la diversidad».