Una mujer con la mascarilla este martes en Madrid. A partir de mañana, miércoles, los españoles se quitan la mascarilla. | Efe

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Vuelven las sonrisas y, también, la normalidad. Tras 699 días de restricciones, este miércoles España dice adiós a la mascarilla casi en su totalidad. Los ciudadanos se despiden del que ha sido el símbolo de la pandemia del coronavirus. El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el decreto que eliminará, a partir del miércoles 20 de abril, la obligación de llevar mascarilla en los espacios cerrados salvo centros, servicios y establecimientos sanitarios, incluidas las farmacias, y el transporte público. «Hoy es un día importante», ha asegurado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tras anunciar la nueva nueva medida.

La responsable de la cartera de Sanidad ha detallado este martes en rueda de prensa el Real Decreto que elimina la obligatoriedad del uso del cubrebocas en interiores en España, salvo contadas excepciones. Según ha detallado la ministra, los sitios concretos en los que su uso seguirá siendo obligatorio, será en los siguientes: los trabajadores y visitantes de centros, servicios y establecimientos sanitarios deberán mantener el cubrebocas (entendiendo como tales los más de cien lugares contemplados en el real decreto 1277/2003, que establece las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios, entre ellos hospitales y centros de salud pero también farmacias, consultas médicas y de otros profesionales sanitarios, clínicas dentales, de reproducción asistida, de transfusión o de diálisis, entre otros). No tendrán que llevarla, sin embargo, los pacientes que estén ingresados en estos lugares a menos que estén haciendo uso de espacios comunes. De la misma forma que los anteriores, tendrán que ponérsela los empleados y las visitas de los centros sociosanitarios, pero no sus habitantes, como es el caso de los mayores que vivan en residencias.

También tendrá que portar cubrebocas toda la población en todo tipo de transportes: aéreo, por ferrocarril o por cable y en los autobuses, también en el caso de los espacios cerrados de buques y embarcaciones en los que no sea posible mantener la distancia de 1,5 metros, salvo en los camarotes cuando sean compartidos. Habrá que llevarla asimismo en todos los transportes públicos de viajeros, pero no en los andenes y estaciones.

En lo ámbitos escolares «no se usarán en ningún caso», ha explicado. Aunque sí se aconsejará para los profesores con alguna vulnerabilidad; tampoco se exigirá en comercios, supermercados, restaurantes y bares, así como gimnasios, teatros, cines o conciertos, pero sí será recomendable para personas con factores de riesgo.

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En cuando al área laboral ha informado de que no será obligatoria, aunque ha detallado que la última decisión recae sobre el departamento de riesgos laborales de cada empresa, que deberá evaluar los riesgos de los trabajadores. La recomendación de los técnicos de la Ponencia de alertas del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud es que se siga llevando cuando no se pueda mantener una distancia de 1,5 metros con los compañeros y no se pueda ventilar correctamente.

La nueva norma, que se publicará este miércoles en el BOE, no hará recomendaciones, tan solo plasmará los lugares donde sigue siendo obligatoria la mascarilla. Pero el Ministerio de Sanidad ha insistido en hacer un «uso responsable» de la protección, con especial hincapié en las personas más vulnerables a enfermar gravemente de covid: mayores de 60 años, embarazadas y pacientes inmunodeprimidos. A ellos les recomienda seguir cubriéndose la boca en interiores pequeños o mal ventilados donde se produzcan aglomeraciones, especialmente si van a pasar mucho tiempo dentro de ellos.

En el caso de las competiciones deportivas multitudinarias figuran entre los escenarios en los que el Gobierno recomienda hacer a partir de ahora «un uso responsable de las mascarillas». Darias ha mencionado específicamente «los partidos fútbol o baloncesto, tanto en interiores como en exteriores» entre los posibles «eventos multitudinarios y aglomeraciones» en los que, sin ser ya obligatoria la mascarilla, «se aconseja un uso responsable». Este uso está encaminado a proteger a la población vulnerable (ancianos, inmunodeprimidos, embarazadas...) allí donde no sea posible mantener la distancia de seguridad. Las únicas excepciones a la no obligatoriedad de las mascarillas en interiores son los centros, servicios y establecimientos sanitarios, las residencias de mayores para trabajadores y visitantes y los medios de transporte.

Según ha explicado la ministra, esta decisión ha sido posible porque la situación de la pandemia así lo permite: a la «altísima cobertura vacunal» del 92 % en mayores de 12 años se suman unos indicadores a la baja y una disminución de la gravedad de la enfermedad. Por su parte, la ministra de Política Territorial y portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha celebrado la medida, que «ha sido posible gracias a un trabajo conjunto y un esfuerzo colegiado en el que ha tenido que ver mucho la estrategia de vacunación».

«Es un día muy especial para el Gobierno y el conjunto de los españoles en la lucha contra el virus. Estamos avanzando en la normalidad. Mañana podremos desprendernos en interiores de las mascarillas y mostrar nuestros rostros y nuestras sonrisas», ha aplaudido.