La ministra de Sanidad, Carolina Darias (i), junto al director del Hospital Carlos III, Cristóbal Belda (d), ofrecen una rueda de prensa al término de la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. | MARISCAL

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Los servicios de urgencias y emergencias se están quedando sin relevo generacional. Los estudiantes de Medicina que quieren trabajar en urgencias tienen que irse de España a estudiar la especialidad y sin reemplazo, las urgencias se deterioran y en 10 años serán los servicios sanitarios más envejecidos. En la víspera del Día Mundial de las Urgencias y Emergencias y en una entrevista a Efe, el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), Tato Vázquez, advierte de que sin posibilidad de formar a los residentes y sin recursos humanos, los servicios de urgencias «se irán al garete y no se podrá garantizar una asistencia de calidad a los ciudadanos».

Vázquez se remite al «informe Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos 2021-2035», en el que, incluso, el Ministerio de Sanidad admite que los urgenciólogos, a los que incluye en la categoría de «Otros» por no tener reconocida la especialidad, presentan un «déficit creciente» de profesionales en el horizonte temporal 2022-2035. Según los datos de este informe, en el año 2035, los urgenciólogos serán, entre todas las especialidades, el colectivo más envejecido: El 53,2 % tendrá más de 50 años y el 15,7 %, entre 60 y 65.

En este momento, en España unos 13.000 médicos trabajan en las urgencias hospitalarias y otros 4.000 en servicios de emergencia como el 061, SAMUR o el SUMMA en Madrid. Proceden en su mayoría de la medicina de familia, pero también de la medicina general, anestesia, cirugía o trauma. Vázquez comenta que en general los que recalan en urgencias tienen un sentido muy vocacional y como no pueden elegir la especialidad en el MIR, hacen otra y luego recurren a la formación autodidacta para desenvolverse en las urgencias donde puedes atender desde un ictus, a un accidentado de tráfico, una emergencia de origen biológico, un trauma grave o una catástrofe con múltiples víctimas.

Este año, la asignación de plazas MIR dejó más de 200 plazas sin cubrir, la mayoría de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. Vázquez está convencido de que si esas plazas fuesen de la especialidad de urgencias se habrían cubierto y es que, asegura, el 10 % de los MIR se decidiría por esta especialidad como primera opción. Sin embargo y después de 20 años de reivindicaciones, más intensas en el último lustro, la especialidad de urgencias no existe en España pese a que está reconocida en la práctica totalidad de la Unión Europea y en la mayoría de los países avanzados de la comunidad internacional. Recientemente, mas de 30 organizaciones de pacientes expresaron su respaldo a la creación de la especialidad y solicitaron al Ministerio una regulación normativa «sin más demoras», como existe en el ámbito militar desde 2015.

El presidente de SEMES valora que la nueva directora de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Celia Gómez, haya mantenido un encuentro con ellos a fin de abordar este asunto, pero lamenta que esto no haya funcionado con la ministra, Carolina Darias, a quien pidieron una cita desde el mismo día en que tomó posesión, sin resultado. Para Vázquez, la ministra «mira para otro lado» al no afrontar este asunto y recuerda que el deber de cualquier político es «recibir y escuchar» a sociedades como SEMES que es el segundo colectivo más numeroso de sanitarios de España, y que además acaba de afrontar en primera línea dos años de pandemia. Este urgenciólogo valora el reciente encuentro con la presidenta del Congreso Meritxell Batet, en el que se mostró interesada por la reivindicación de la especialidad y elogió su labor, especialmente los dos últimos años.