El análisis refleja la posibilidad de que, a la hora de realizar sus previsiones sobre el efecto de la medida, el Gobierno haya «pasado por alto» la recuperación de la demanda de Francia. | Nicole Köhler

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La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) considera que el impacto inicial del tope al gas para la producción de electricidad, efectivo desde el 15 de junio, está siendo «positivo pero modesto», y calcula que la reducción del precio del mercado en su primer día de aplicación ha sido del 5,6 %, frente a los cálculos del Gobierno, que la situaban entre el 15 % y el 20 %. «Cabe esperar que, aunque no se alcance la reducción inicialmente prevista (por el Gobierno) de la factura, el mecanismo sí genere reducciones mayores a las observadas inicialmente», ha destacado este jueves la institución en un comunicado.

En ese sentido, la minoración del precio de la electricidad por debajo de lo esperado en su primer día de aplicación se debe en parte a que ha coincidido con un momento de alta contribución relativa de las centrales de ciclo combinado (que generan electricidad con gas) al 'mix' energético y al pico de demanda debido a la ola de calor. «Ambas circunstancias han llevado a un precio de mercado mayor del esperado y, también, a un recargo mayor del esperado para financiar la subvención al gas. Sin embargo, debe recordarse que las circunstancias de estos no son extraordinarias, sino muy frecuentes en los meses de julio y agosto, donde precisamente el funcionamiento de las centrales térmicas de ciclo combinado y carbón es habitualmente alto», matiza Fedea.

En cuanto al coste de la compensación a las centrales que generan con gas (para el 15 de junio fueron 59,7 euros megavatio hora (MWh) y de 88,2 euros/Mwh para el 16 de junio), la institución destaca que el mecanismo aprobado por los gobiernos de España y Portugal reduce los costes unitarios de los productores marginales, y, por tanto, los precios del mercado. No obstante, argumenta que esa compensación «hay que pagarla» y detalla que la norma reparte su coste entre «un subconjunto de los consumidores» del cual se excluye a aquellos que han adquirido electricidad a un precio fijo fuera del mercado y también a los compradores «no ibéricos». «Cuanto más peso tengan los grupos excluidos (compradores a precio fijo y los de fuera de la Península Ibérica), mayor será el recargo para el resto de consumidores y menor el beneficio neto», matiza Fedea.

El análisis también refleja la posibilidad de que a la hora de realizar sus previsiones sobre el efecto de la medida, el Gobierno haya «pasado por alto» la recuperación de la demanda de Francia al aumentar la capacidad operativa de interconexión eléctrica con el país galo, que, según Fedea, se va a ocupar en su totalidad a lo largo de este año. De este modo, subraya que es posible que se haya «infravalorado» el efecto derivado de la entrada en funcionamiento de centrales menos eficientes, que pasan a generar ante una mayor demanda ibérica. «Aunque la demanda doméstica se reduzca en un contexto de menos temperaturas y haya mayor incorporación de energía eólica en el 'mix', la recuperación de la demanda de Francia al aumentar la capacidad operativa de la interconexión (...) es un factor que puede haberse pasado por alto en la previsión del impacto de la medida», recalca el informe.

Por otro lado, Fedea señala que más allá de los objetivos de contener los precios de la electricidad y de reducir la factura de los consumidores con los que se concibió el mecanismo, la medida también implicará un «incremento de la generación térmica emisora» a lo largo del año, lo cual conlleva un «aumento de las emisiones de CO2». «A ese respecto, los resultados en términos de emisiones por parte del sector eléctrico español, que ya vienen siendo muy negativos en el transcurso del año, van a empeorar más», resalta el informe.