Zona arrasada por el incendio declarado en Casas de Miravete, este lunes. | Ballesteros

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Al menos 60.000 hectáreas han sido arrasadas por los incendios forestales alimentados por las altas temperaturas durante la segunda ola de calor, en los últimos diez días, según las primeras estimaciones. De ellas, casi 20.000 hectáreas en los 16 incendios de Galicia, más de 20.000 en Zamora y el resto en las demás comunidades afectadas. Por su parte, la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha confirmado que los incendios han arrasado 70.000 hectáreas en lo que va de año. La cifra de fuegos en el país en 2022 ya dobla la media de los siniestros registrados en el último decenio. Dos personas han fallecido y 8.000 han sido evacuadas en las últimas fechas en cuarenta incendios, de los cuales más de la mitad siguen activos con diferentes grados de gravedad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha señalado este martes que todavía quedan "días difíciles en Galicia y el resto de España" debido a los fuegos, al calor propio de la época y al viento que está complicando las labores de extinción.

El jefe del Ejecutivo, junto a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y el presidente gallego, Alfonso Rueda, han visitado O Barco, en Valdeorras, comarca orensana en la que un único fuego ha calcinado más de 7.500 hectáreas, de las casi 20.000 que han ardido desde el pasado jueves en Galicia. Sánchez se ha reafirmado en la necesidad de impulsar políticas medioambientales, ante la evidente situación de "emergencia climática" para prevenir futuras "olas de calor", a la vez que ha pedido prudencia tras avisar de que aún quedan jornadas complicadas, ante la previsión de que continúen las altas temperaturas. En el resto de las comunidades afectadas, preocupa especialmente la situación en Castilla y León, sobre todo en dos de los doce fuegos activos en estos momentos: el de Cebreros, en Ávila, y el de Losacio, en Zamora, con más de 30.000 hectáreas arrasadas entre ambos. Por ello y ante un nuevo episodio de calor con temperaturas de hasta ocho grados por encima de la media, la Junta castellano-leonesa ha declarado la situación de alarma por riesgo de incendios forestales durante el periodo comprendido entre el 20 y 24 de julio, han informado fuentes de la administración autonómica. Además de este repunte del calor extremo, según las previsiones meteorológicas, durante los próximos días habrá vientos dominantes de cerca de 20 kilómetros/hora, lo que, junto a la sequedad del terreno y el estado de la vegetación, podría derivar en un riesgo importante de incendios forestales.

A diferencia de lo que se espera en Aragón, ya que los efectivos que trabajan en la extinción del incendio forestal declarado ayer en el término de Ateca (Zaragoza) confían en que la bajada de temperaturas nocturnas y la minoración del viento ayuden a perimetrar el fuego tras las condiciones climáticas que han sufrido este martes y que lo han vuelto muy virulento, hasta el punto de que su perímetro ha pasado de 1.000 hectáreas a 5.600. De hecho, esa violencia se ha presenciado en la localidad zaragozana de Moros, que ha visto esta tarde arder su término municipal en "cuestión de minutos", como ha declarado su alcalde, Manuel Morte, y, aunque no se han producido ni daños personales ni en viviendas, el incendio ha arrasado el monte y la mayor parte de la vega.

Por otro lado, 150 efectivos trabajan en la extinción del incendio de Valdepeñas de la Sierra (Guadalajara), que ha afectado a 2.300 hectáreas y por el que setenta personas han sido desalojadas de los municipios de Valdesotos, Tortuero y Valdepeñas de la Sierra y trasladadas a Uceda, según ha informado el consejero de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha, José Luis Escudero. De los 35 medios que trabajan para sofocar el fuego, trece de ellos son aéreos y, según ha avanzado Escudero, van a seguir trabajando "hasta la hora del ocaso". Por su parte, el municipio vecino de Alpedrete de la Sierra se encuentra confinado. El titular de Desarrollo Sostenible ha hecho hincapié en que se trata de un incendio que, por la propia orografía del terreno y las fuertes rachas de viento, "está siendo difícil" de sofocar, aunque ha mostrado su total confianza en los medios de extinción.