Concentración contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Cibeles. | Susana Vera

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Miles de personas, más de 500.000 según los organizadores y 31.000 según la Delegación de Gobierno, han pedido este sábado en una manifestación en la madrileña plaza de Cibeles la dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y han llamado a defender la democracia de la «amenaza» del «peor» Ejecutivo de la historia. Bajo el lema «Por España, la Democracia y la Constitución» y convocados por cinco organizaciones de la sociedad civil -Convivencia Cívica Catalana, Fundación Foro Libertad y Alternativa, Foro España Cívica, Libres e Iguales y Neos- y otras sesenta adheridas, decenas de miles de españoles, muchos envueltos en banderas, han denunciado la «deriva política del país». Los manifestantes coreaban «Sánchez, dimisión» o gritaban traidor, mientras se leía el manifiesto, que denunciaba que el Gobierno ha despejado el horizonte penal de sus socios e indultado a los «sediciosos», que los presos de ETA salen a la calle «por la puerta de atrás» o la reducción de las penas por malversación y la «colonización» de las instituciones.

Gritos de «asesinos» cuando se mencionaba a ETA, una pancarta que rezaba «Pido perdón por haber votado al felón», otra que ponía nariz de Pinocho a Sánchez o una que aludía al PP -«Estamos aquí por culpa del PP-PSOE»- y muchas banderas, algunas franquistas, las menos, han puesto imágenes y sonido a una marcha que ha llenado Cibeles. «No se trata de izquierdas, derechas o centro, se trata de no permanecer impasible ante la erosión e las instituciones, el deterioro de la democracia y el debilitamiento del Estado», han proclamado los convocantes desde el escenario instalado ante la fachada del Ayuntamiento de Madrid. La protesta ha sido respaldada por el PP, Vox y Ciudadanos, pero en distinto grado. Ha acudido Santiago Abascal, pero no el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo porque el PP ha optado por un perfil bajo, con una amplia delegación de dirigentes, pero sin rostros conocidos. El nuevo Ciudadanos ha dado libertad a los suyos, lo que se ha traducido en la presencia de Inés Arrimadas y Begoña Villacís y en la ausencia de su nueva líder, Patricia Guasp. Todo cuando la protesta se había comparado con una nueva foto de Colón, como la que estos tres partidos dejaron en 2019.

Esta vez han evitado repetir la instantánea y se han guardado de coincidir en la masiva marcha. El PP en boca de Miguel Tellado, su vicesecretario de Organización, ha advertido e que «no todo vale para permanecer en el Gobierno», y ha denunciado que Sánchez ponga las instituciones «al servicio de aquellos que no creen en el Estado». Abascal ha acusado al Gobierno de pisotear la Constitución al encerrar «ilegalmente» a los españoles y ha denunciado la «suelta de violadores, terroristas y golpistas», al tiempo que ha llamado a la movilización «permanente» y «masiva hasta la expulsión del autócrata», en referencia a Sánchez. La ya exlíder de Ciudadanos Inés Arrimadas, ha sostenido que desde su partido acuden «orgullosos y sin complejos para defender a España, a la democracia y la libertad del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez» mientras que la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís , ha llamado a la unión de todos los «constitucionalistas». Desde Valladolid ha respondido el presidente del Gobierno, que ha reducido la concentración masiva a una manifestación de «nostálgicos» que ha igualado a la protesta independentista de Barcelona contra la cumbre hispano-francesa con el argumento de que quienes protestaban el jueves «querían una España rota» y los que lo han hecho este sábado quieren «una España uniforme». Según Sánchez entre «unos y otros» está «la mayoría de los españoles», los que desean «convivencia en una España unida y diversa».