El compareciente José Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, reacciona ante la comisión de Investigación sobre actuaciones del Ministerio del Interior durante el gobierno del Partido Popular este miércoles, en Madrid. | Fernando Villar

TW
20

El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha asegurado este miércoles que la denominada operación Cataluña para presuntamente dañar la imagen de políticos catalanes independentistas se diseñó desde las «entrañas» de la presidencia del Gobierno de Mariano Rajoy y fue dirigida por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Villarejo, cuyos negocios se vinculan a cerca de 50 líneas de investigación abiertas en la Audiencia Nacional y que está a la espera de sentencia del primer juicio, protagoniza desde las 18.30 horas en el Congreso el estreno de la nueva comisión de investigación que pretende indagar de nuevo sobre la supuesta trama parapolicial del Gobierno del PP para espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas y para obtener información sobre políticos catalanes. Sobre este segundo asunto se ha detenido el portavoz del grupo socialista Felipe Sicilia, quien le ha instado en repetidas ocasiones que detallara en qué consistió la operación Cataluña.

«Es una de las muchas operaciones en mi condición de agente de inteligencia que hice trabajando para el Estado y el Gobierno de turno fundamentalmente para evitar que una parte bien organizada y estructurada en Cataluña mantuviera la posibilidad de independizarse», ha respondido, antes de apuntar que se trató de una operación de «calado» más allá de hablar de «grupo parapolicial». Y ha añadido: «Es una operación desde las propias entrañas de la presidencia del Gobierno y es la vicepresidenta - en referencia a Soraya Sáenz de Santamaría- la que controla el CNI», que fue, ha dicho, quien dirigió y coordinó la operación en la que participaron «cada cual con su cometido» la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Por esta razón, ha instado a los diputados a preguntar al CNI, ya que fue quien «organizó, diseñó, estructuró y preparó» todo ese operativo, con el que se ha mostrado de acuerdo, y ha opinado que su resultado fue «positivo». Preguntado sobre su papel en esa operación, el excomisario ha dicho que elaboró alguna «nota de inteligencia» y que era tanto la cúpula del Ministerio del Interior como la entonces secretaria general del PP María Dolores de Cospedal quienes le citaban para que informara sobre quiénes podían ser las personas «más idóneas» para verificar y controlar a los dirigentes catalanes más significados con la independencia.

En uno de esos encuentros con Cospedal, ésta recibió una llamada de Rajoy quien transmitió a Villarejo su agradecimiento por los servicios prestados, según ha relatado el compareciente que, sin embargo, no ha precisado «porque a mis 72 años la memoria ya no es tan brillante» si habló directamente con el expresidente o fue la exsecretaria general quien le dio las gracias de parte de Rajoy. Aunque ha mostrado su respeto por el trabajo de campo de los agentes del CNI, ha aprovechado para censurar en reiteradas ocasiones a sus dirigentes, sobre todo al exdirector Félix Sanz Roldán, de quien ha dicho que cada dos meses viaja a Dubai para «arreglar los problemas económicos» que deben tener él y el rey emérito.

«Ni el Gobierno ni el Congreso controlan al CNI», ha enfatizado Villarejo después de asegurar que dentro de los fondos reservados del centro de inteligencia existen fondos «súper reservados» para operaciones inconfesables. Villarejo no ha dudado en contraponer el buen hacer del PSOE e, incluso, ha aseverado que el actual jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, es su «ídolo», y «el presidente más valiente que he conocido», al que votará si en diciembre «vive». No ha sido la única frase que ha levantado la sonrisa de los diputados, como cuando en varias ocasiones ha señalado que «cuando el CNI recibe un órdago, dice quiero», cuando ha ironizado con las causas judiciales que tiene pendientes -«más frentes que Belchite»- o cuando ha calificado a los que hablan de él como «villarejólogos».

Menos gracias ha suscitado al reconocer que cuando los servicios de inteligencia de todos los países entienden que hay que tomar decisiones «drásticas» con determinadas personas «actúan» porque consideran que «la eliminación física es la mejor solución a una crisis» o, lo que es lo mismo, «que parezca un accidente».