Lo ha comprobado estos días Manuel Rubio, de 65 años, que se ha desplazado desde su pueblo, Motilla del Palancar (Cuenca), para buscar su coche, un Peugeot-407 al que se llevó la DANA el pasado 29 de octubre en Benetússer, donde se encontraba pasando unos días tras la boda de su hijo.
Él, que es inspector de ITV de profesión y coleccionista de coches antiguos, recorre estos días los 'cementerios' de coches del municipio donde yacen apilados en pisos de hasta tres alturas parte de lo que queda de los 120.000 vehículos que se han retirado en toda la zona afectada tras la catástrofe. Lo acompañan su hijo Samuel Rubio (38), que vive en Barcelona, y un amigo de la familia, Javier Castellanos (38).
"Mi padre estaba preocupado por el coche a todas horas, las 24 horas, mi madre me llamaba: que papá no duerme, que si sueña con el agua, que si no sé cuántos... Entonces estamos tratando de buscar su coche, que va a ser imposible", relata Samuel. Además de por las cosas que llevaba dentro -un teléfono, unas llaves, documentación, ropa y una maleta- a Manuel le gustaría ver su coche para conocer su estado, después de ver cómo se lo llevaba "una corriente bestial" la noche del pasado 29 de octubre.
"Hasta el día de hoy yo ya no estoy igual, ya no pienso igual, tengo una psicosis mental", comenta Manuel al recordar esos días. Señala que él consiguió irse para su pueblo con un voluntario tres días después del temporal, el viernes, porque en Benetússer no había comida, agua, luz ni gas.
"Hasta el viernes que me marché, no vi ni un guardia civil, ni bomberos, ni policía, ni un tractor, ni una máquina... solamente llegué a ver a los voluntarios cuando vinieron al día siguiente (...) con una escoba y un recogedor a ayudar, pero estuvimos abandonados totalmente", rememora.
Un coche casi pagado y un peluche salvado
A unos pocos metros de ellos, Alba Tatay -de 33 años, natural de Benetússer y con un poco más de suerte- se encuentra por primera vez con su coche después de casi un mes y una llamada de la Policía Local del municipio. "Sabía que no había nada que rescatar, pero necesitaba un poco verlo, la verdad, se fue y no lo había visto", señala la joven valenciana, emocionada.
En su vehículo, que en junio cumplía tres años, cuando iba a acabar por fin de pagarlo, encuentra, entre otros objetos, unas gafas y un tubo para bucear. "He rescatado esto, que es una tontería, pero lo voy a lavar, que es un peluche que he llevado en todos mis coches (...) y unas gafas de sol", relata. Su coche estaba aparcado debajo de su casa cuando llegó el agua y, aunque Alba hizo el amago de coger las llaves para tratar de salvarlo, cuando vio la crecida del agua en cuestión de minutos, lo "dejó estar".
"Vi ya como el agua lo empujó y luego desde mi ventana, que da a otra calle, aún lo vi pasar, o sea que sé más o menos un poco el recorrido que hizo el coche, luego también lo vi en vídeos que fue subiendo la gente (...) pero yo no lo encontré, por aquí me había pasado días diferentes y no lo había visto", señala esta vecina.
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