Cuanto más oscuro es el tono que adquiera el pan al calentarlo, más elevada es la concentración de acrilamida. | Pixabay

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Las tostadas no se deberían dorar demasiado y habría que consumirlas con un color amarillento a fin de reducir la ingesta de un químico que podría causar cáncer, informó este martes la Agencia británica de Normas Alimentarias (FSA, en inglés).

Los expertos han hecho esta recomendación, que pide se aplique también a otros alimentos ricos en almidón, como las patatas, puesto que hornearlos, freírlos o cocinarlos en la parrilla a muy alta temperatura, hasta casi quemarlos, aumenta el nivel de acrilamida, compuesto orgánico que podría producir cáncer.

No obstante, la organización británica Cancer Research, que investiga esta enfermedad, puntualizó que no está probado este vínculo entre la acrilamida y las enfermedades oncológicas en los humanos.

Según la FSA -organismo que hace recomendaciones sobre alimentación a la población-, los niveles más altos de este químico se encuentran en alimentos con alto contenido de almidón que han sido cocinados por encima de los 120 grados centígrados, entre ellos patatas fritas, pan, cereales, galletas, tartas o café.

Este compuesto también se puede incrementar en la cocina de casa cuando estos alimentos son horneados o fritos a alta temperatura.

La FSA hizo una particular advertencia en el caso de las tostadas, al considerar que cuanto más oscuro es el tono que adquiera el pan al calentarlo, más elevada es la concentración de acrilamida.

Durante el proceso de cocción, el azúcar, los aminoácidos y el agua presentes en el pan se combinan para formar el color y la acrilamida, así como el sabor y aroma asociado a ese proceso.

La FSA ha resaltado que no está claro cuánta acrilamida puede tolerar el ser humano, por lo que recomienda a la población que, para prevenir, haga algunos cambios a la hora de cocinar los alimentos.

Añade que estudios en los animales han mostrado que este químico es tóxico y produce tumores, por lo que los expertos asumen que lo mismo puede ocurrir en los humanos, si bien no hay pruebas contundentes sobre esta posibilidad.