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La meningitis es una infección caracterizada por la inflamación de las meninges, unas membranas que recubren el sistema nervioso central, que en la mayoría de los casos es causada por un virus, en menor proporción por bacterias y en casos raros se debe a otras causas como intoxicaciones u otras enfermedades.

Aunque su prevalencia es baja, sus consecuencias pueden ser graves y por ello el tratamiento debe ser inmediato e incluir la administración de antibióticos en el caso de las meningitis bacterianas o de antivirales si es viral.

Si bien cualquiera puede contraer una meningitis su incidencia es mayor en niños y personas inmunodeprimidas, y en muchos casos concurren varios síntomas recurrentes como dolor de cabeza, rigidez de la nuca, fiebre, intolerancia a la luz y a los sonidos y en niños más pequeños irritabilidad y somnolencia.

También puede ayudar a evitar contagios el mantenimiento de hábitos saludables como no fumar y evitar el humo del cigarrillo, descansar lo suficiente y no entrar en contacto cercano con personas enfermas, especialmente en los casos de los más vulnerables, como los niños antes del primer año, personas mayores e individuos con bajas defensas.

La prevención comprende dos aspectos básicos. En primer lugar la inmunización pasiva de las personas con perfiles en riesgo a través de la vacunación, y tratamientos preventivos (quimioprofilaxis) para personas que han estado en contacto directo con casos de meningitis.

En el caso de la meningitis causada por el serotipo B existen vacunas útiles, como el caso de la Bexsero que se comercializa en España y en otros países de nuestro entorno. También se pueden encontrar vacunas indicadas contra los otros tipos de bacterias que pueden desencadenar una meningitis.

Al principio la Bexsero fue catalogada por la Agencia Española del Medicamento como de «Uso Hospitalario», aunque en septiembre de 2015 se varió su condición, estando desde entonces disponible en farmacias como medicamento de prescripción médica.

Dependiendo de la época y del territorio este tipo de vacunas han sufrido un desabastecimiento que ha ocasionado problemas para su administración como consecuencia de que el laboratorio fabricante revisó a la baja el número de dosis que distribuiría para España.

El coste de cada dosis asciende a unos 106 euros y según el grupo de edad de los niños se deben aplicar distintas dosis: en los lactantes de dos a cinco meses de edad tres dosis con intervalo de no menos de un mes, y en los lactantes de seis meses en adelante, niños, adolescentes y adultos, todos ellos no vacunados, dos dosis. En todo caso, su prescripción siempre debe avalarla un profesional facultativo.