Los miembros de la tripulación Paula Podest y Carlos Ciuffardi se besan después de que el papa Francisco oficiara su boda a bordo del avión que lo trasladaba de Santiago de Chile a la ciudad de Iquique. | Efe

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El papa Francisco casó a dos asistentes de vuelo durante el vuelo en el que viajaba desde Santiago de Chile hacia la ciudad norteña de Iquique, un hecho «histórico» ya que nunca un pontífice hizo algo similar.

Los dos tripulantes del vuelo de la compañía son Carlos Ciuffardi y Paula Podest Ruiz, que estaban casados por lo civil y tienen dos niñas porque hace siete años, cuando se iban a casar, la iglesia en la que habían decidido celebrar el matrimonio se derrumbó por el terremoto de 2010 en la comunidad de Huñoa, en Santiago.

Al saludar a Francisco durante el vuelo le contaron la historia y el pontífice se ofreció a casarlos.

«¿Está seguro?», le preguntaron los azafatos y Francisco les respondió: ¿Están seguros ustedes?, según relató a los periodistas Ciuffardi. «Sí», contestaron ambos y Francisco entonces afirmó: «Entonces les caso».

El pontífice, según el relato, calificó esta boda de algo histórico porque nunca había ocurrido.

El papa les dijo que buscasen un testigo y actuó como tal el presidente de la compañía Latam, Ignacio Cueto, que se encontraba en el avión.

Visita del papa Francisco a Chile

Como en cualquier boda, Francisco bendijo los anillos y después pidió a uno de los cardenales que le acompañan que preparase el acta del matrimonio para que pudiese ser un evento legal.

«Celebrante: Francisco», se lee en el acta de matrimonio histórica y que está firmada por ambos esposos, por Cueto y por Mauricio Rueda, el organizador de los viajes papales y que esta vez ejerció como testigo de bodas.

A los esposos, el papa les comentó bromeando que los anillos «no se pueden llevar demasiado estrechos porque hacen daño, ni demasiado anchos porque se caen».

También Francisco les dijo que «este es el sacramento que hace falta en el mundo y por eso hago esto».

Se conocieron siendo Paola jefa de Carlos y el papa volvió a bromear con ellos y les dijo: «Y sigue siendo la jefa, ¿verdad?», y la esposa contestó con ironía que «por eso funcionaba el matrimonio», del que han nacido dos niñas, Rafaella e Isabella, de seis y tres años, respectivamente.

Los compañeros de la tripulación se fundieron con ellos en abrazos y besos y ahora «la breve luna de miel» la pasaran en Iquique.