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La riqueza del fútbol base, como todo deporte en categorías inferiores, reside en la capacidad de aprender y transmitir unos valores que servirán en el presente pero especialmente en el futuro. Esta premisa la cumplió a la perfección el comentario de Menchi a sus jugadoras.

La selección valenciana quedó apeada de las semifinales del nacional alevín que se ha disputado en Murcia, lo que produjo desconsuelo y amargas lágrimas a las futbolistas, de tan solo 12 años.

La circunstancia fue aprovechada por el técnico para hablarles a las niñas aún en el terreno de juego de que esto es el fútbol y por extensión la vida; una cara y una cruz, una de cal y otra de arena, o lo que es lo mismo: a veces se gana y otras se pierde. Y así es como debe ser.

«No estamos aquí para sufrir sino para divertirnos», y «con el tiempo lo valoraréis y lo recordaréis con cariño», fueron otras sabias explicaciones del entrenador a las niñas, que parecen no entenderle muy bien sumidas aún en la tristeza de no haber podido alcanzar la meta fijada.