Miquel Montoro, en su tractor, en una de sus últimas imágenes compartidas en las redes sociales, donde le siguen miles de personas. | Instagram

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La aparición de Miquel Montoro en La Resistencia de Movistar+ no ha hecho sino avivar la popularidad, no solo en Mallorca sino también en el resto de España, de un chico que se distingue del resto, es muy consciente de ello y lo hace con una chispa y una gracia especiales. A raíz de la aparición del niño pagés de Sant Llorenç des Cardassar en un programa que siguen a diario cientos de miles de espectadores, son varias las cuestiones que han saltado a la arena del debate en las redes sociales.

Miquel Montoro: «Me gusta aún más la porcella que las pilotes»

Para empezar, existe una cierta discusión sobre cómo se trata la figura de Miquel Montoro en los programas de televisión y en los medios de comunicación en general, tanto en los de Mallorca como en los de más allá de nuestro territorio. Algunos opinan que se banaliza su figura, o como diría el propio Miquel, algunos hacen befa de él. La sensación, tras repasar cientos de comentarios de toda índole, es que despierta un elevado grado de fascinación. Constatación número uno: Miquel Montoro es entrañable. Puede que por ser todavía un niño, por demostrar aún cierta inocencia o por su pose de bonachón mientras aporta con inteligencia argumentos a favor de la sostenibilidad de la agricultura y el apoyo al producto local, lo cierto es que, en general, cae bien y sus comentarios son percibidos con ojos amables.

Incluso para quienes no tienen la menor idea de lo que está diciendo, puesto que Miquel Montoro casi todo lo que sube a las redes sociales lo hace en catalán. Vean sino algunas valoraciones de Miquel con respecto a otra joven comprometida con el medio ambiente, aunque con un estilo muy diferente: Greta Thunberg.

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Una vez aclarado este punto, hay quien opina que lo que transmite Miquel Montoro, o tal vez su forma de expresarse, huele a naftalina. Es la expresión de una especie de provincianismo del cual supuestamente el alma mallorquina hace tiempo que intenta distanciarse para ser moderna y actual, acorde a su entorno.

Si se nos permite, es una visión un tanto urbanita, si quieren elitista, pero está ahí, y cobra fuerza en algunos círculos. Es la misma de aquellos que ven su tratamiento folklorizante, como si el folklorismo o el ser de pueblo fuera per se algo negativo. A veces hay que ir más allá del acento y escuchar los argumentos que tras él se ocultan.

A los que tengan la tentación de pensar algo similar, un matiz aportado por la periodista Maria Antònia Serra nos permite llegar a la segunda constatación, y si cabe más importante: Miquel Montoro nos encandila y nos sentimos representados por él porque es como nosotros. Los aplausos todavía resuenan con un comentario que ha aglutinado miles de likes.