Aina Maria Alomar entrega uno de sus dibujos.

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Mientras el Mata Mua de Paul Gauguin sale del Thyssen Bornemizsa y su propietaria Tita Cervera ya ha dejado caer que está valorado en 40 millones de euros, en Mallorca, una jovencísima artista está vendiendo sus obras de arte por un precio simbólico. Y, sin embargo, cargado de valor. Aina Maria Alomar tiene 11 años, es de Sencelles y desde que empezó el confinamiento ha vendido 65 dibujos. ¿La tarifa? Por un dibujo, un kilo de comida destinado al banco de alimentos Es Rebost, de su pueblo, vinculado a Cáritas.
Sus compradores valoran tanto la iniciativa de esta pequeña artista que ya han donado 165 kilos de alimentos para aquellos que más lo necesitan.

«Lo que más me gusta es dibujar a las personas que me encargan los dibujos», cuenta Aina Maria, que ha estado recibiendo los encargos a través de las redes sociales de su madre, Cati Ferrer. «Durante el confinamiento he dibujado mucho y como me han encargado tantos, decidimos venderlos. Pero no queríamos dinero, sino ayudar a los demás», dice esta pequeña artista solidaria que de mayor quiere ser maestra.

Una vez levantado el estado de alarma, Aina Maria y su madre han ido a Correos para mandar los dibujos a sus propietarios o los entregaban en mano si eran de Sencelles. Hasta México han llegado estas obras de arte cargadas de solidaridad.

Desbordados

La madre de esta joven ilustradora revela que sus previsiones se han desbordado: «Pedíamos solo un kilo de comida pero luego nos han donado bolsas de diez kilos con pasta, garbanzos o jabón».

Además de dibujar, Aina Maria ha sacado unas notas excelentes y ahora disfruta de sus más que merecidas vacaciones.