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Que el permafrost depara sorpresas increíbles no es algo nuevo. Al fundirse la capa de suelo permanentemente congelado que en las latitudes polares se derrite como consecuencia del cambio climático emergen sorprendentes signos del pasado, el último, un oso de las cavernas de la Edad de Hielo prácticamente intacto.

Lo último que ha aparecido en el Ártico ruso es relevante, puesto que nunca antes se había localizado algo igual.

«Se trataría del primer ejemplar de la especie que se ha encontrado con todos los tejidos blandos intactos, incluso tenía su hocico en perfecto estado», apunta la divulgadora Mar Gómez, en un hilo explicativo en Twitter que ha generado un gran interés por parte de los amantes de la naturaleza y los hallazgos insólitos.

Esta información da cuenta, además, de los problemas para la conservación del medio ambiente que la desaparición paulatina del permafrost está acarreando, ya en la actualidad.

En las mentes colectivas queda uno de los peores accidentes ecológicos de los últimos tiempos, sucedido a principios del verano, con el vertido de más de 20.000 toneladas de hidrocarburos derramados en un río del Ártico, una fuga producida al resquebrajarse el suelo de permafrost sobre el que se asentaba una gran factoría industrial.