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El Gran Wyoming siempre hace gala de su gran sentido del humor. Sin embargo, a través del programa Palo y Astilla, hemos podido descubrir lo que se esconde tras uno de los mejores comunicadores de nuestro país.

El presentador relató con detalle los dramas a los que tuvo que enfrentarse durante su infancia, muchos de ellos centrados en sus padres quienes, según el humorista, estarían muy orgullosos de él. Con una carrera imparable, a veces apenas tienes tiempo de pensar: «Mis padres estarían orgullosos de mí. Les mandaría un mensaje de agradecimiento porque soy un producto exacto de lo que querían que fuera. Se han sacrificado toda la vida para que yo viviera bien», comentó el conductor de El Intermedio.

Aunque puede que haya conseguido todo lo que se proponía, el actor exponía que también ha sufrido algunas carencias, sobre todo durante su infancia. Su madre sufrió una depresión que la mantuvo lejos de sus hijos y eso, inevitablemente, ha influido en su personalidad. «Tú no dices 'me siento raro porque mi madre no está'; lo he notado de mayor, con mis hijos o mis parejas, porque efectivamente soy un poco distante», explicaba el Gran Wyoming.

Tal como relató el presentador, su madre estuvo enferma desde que él era un niño y los tratamientos que recibía la fueron apagando poco a poco. Se trató de un cambio tan brusco que, incluso, le fue cambiando a él mismo. «Tuvo una depresión derivada de una maternidad tras otra, cuatro hijos en poco más de cinco años. Las enfermedades no se trataban como ahora, se utilizaban terapias que anulaban al individuo», comentaba.

La mujer pasó una larga temporada en el hospital. Una situación a la que, tristemente, el comunicador se terminó acostumbrando: «Para mí era normal, íbamos al sanatorio y no entendía bien qué pasaba. Además, lo llevaron con cierto secretismo por temor a que la incapacitaran y le quitaran la farmacia».

Además, tal como él mismo confesó en su libro De rodillas, Monzón, su madre se sometió a un tratamiento mediante el que fueron aumentándole la medicación hasta que, finalmente, recurrieron al electroshock. Este proceso terminó de deteriorarla hasta la incapacitación. Para Wyoming fue un momento muy duro, tanto que aún recuerda el drama familiar que vivió cuando aún era un niño.

Tras hablar de su infancia, el humorista pasó a hablar de sus propios hijos. Pese a que no lo suele repetir, lo cierto es que afirma sentirse muy orgulloso de sus hijos: «Estoy muy contento». Además, ha señalado que, con sus hijos, mantiene una relación de padre y amigo.