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Es muy común ver a algunos perros realizar muy a menudo algunos movimientos que puede parecer que no tienen mucha lógica como, por ejemplo, perseguir las sombras de forma repetitiva, tratar de morderse la cola o seguir las luces. Estas conductas se pueden convertir en algo obsesivo y, por tanto, es una preocupación para los dueños.

Según los expertos, estas prácticas pueden estar relacionadas con problemas de ansiedad y de frustración, unas conductas compulsivas y obsesivas causadas por algunos hábitos de vida que se pueden modificar para evitar el estrés y la ansiedad de la mascota, tal y como explican desde el Hospital Veterinario Glòries.

En algunas ocasiones, cuando los perros son cachorros y han sido separados de su manada, pueden llevar a cabo conductas como morderse la cola o perseguir sombras como una forma de divertirse y jugar, ya que no tienen a otros cachorros o perros con los que interactuar. Esta conducta se agrava si los dueños no pasan suficiente tiempo con él.

Sin embargo, hasta cierto punto estas conductas pueden ser normales y no tienen por qué preocupar en exceso. Solamente sería necesario estimular al perro, jugar con él y pasar más tiempo interactuando para distraerle y evitar estas prácticas repetitivas en él.

Por el contrario, cuando los perros crecen y siguen haciendo estas cosas de forma muy repetitiva u obsesiva se convierten en signos de ansiedad o frustración por el hecho de vivir en espacios pequeños, no recibir suficiente atención o no salir a pasear de forma frecuente, entre otras cosas.

"En la mayoría de los casos, un perro que persigue sombras no recibe suficientes estímulos físicos o mentales. El perro puede ver la sombra como un elemento de juego, al que puede atrapar, pero como solo es una sombra, esto nunca ocurrirá. Como resultado, los niveles de frustración y ansiedad aumentan", explican desde el mencionado hospital veterinario.

Ya en estos casos donde se observa que el perro adulto hace muy constantemente acciones como perseguirse el rabo o perseguir una sombra, hay que tener en cuenta que el perro puede sufrir lo que se conoce como desorden canino compulsivo, que es lo mismo que el trastorno obsesivo compulsivo en las personas.

"En estas circunstancias, se necesita de un diagnóstico veterinario a fin de confirmar o descartar esta condición", un trastorno que puede estar causado por un pasado de maltrato, ansiedad, encierro, falta de cariño y atención, no pasear de forma correcta y suficiente, pérdida de un familiar, cambios en el entorno o alejamiento temprano de su madre, entre otros.

De hecho, algunos perros de raza, como los Doberman, pueden desarrollar con más facilidad el trastorno compulsivo canino debido a anomalías estructurales en el cerebro similares a personas con trastorno obsesivo compulsivo, según un estudio de la profesora Niwako Agato, recogido por el Hospital Veterinario Marina Baixa.

Así, lo primero sería diagnosticar que, efectivamente, el perro padece desorden canino compulsivo y, posteriormente, encontrar la causa que ha llevado al perro a desarrollar esa conducta para ponerle remedio, siempre sin perder de vista que el comportamiento puede ser simplemente un juego inocente.