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Una enfermedad incapacitante, infradiagnosticada y aún poco reconocida. Así es la migraña, un trastorno crónico catalogado como la "primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años" y como la tercera patología más prevalente a nivel global, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Este domingo 12 de septiembre se conmemora el Día Europeo de Acción Contra la Migraña con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre esta patología que constituye el motivo neurológico de consulta médica más frecuente en España, a pesar de que cerca del 40% de personas que padecen esta enfermedad todavía no ha recibido un diagnóstico.

Se trata de una de las cefaleas primarias más habituales y se puede manifestar con "episodios recurrentes de dolor de cabeza de intensidad moderada o grave con posibilidad de sufrir náuseas, vómitos e intolerancia a la luz y al ruido", explican desde la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE).

La migraña puede empeorar considerablemente la calidad de vida. "Siento un dolor extremo en un lado de la cabeza, incluido el ojo, y un poco de parálisis en la cara. Es un dolor constante, como si te apretasen la cabeza", explica a 20minutos Elena, que padece esta afección desde hace 24 años.

Las diferencias con un dolor de cabeza "son abismales", añade. "A mí me duele la cabeza con mucha frecuencia y sigo haciendo mi vida. Con un dolor de cabeza puedo ir a trabajar, salir a la calle, comprar. Es un dolor con el que convivo, pero con las migrañas tengo que parar todo", detalla.

Dolor localizado e intenso en una parte concreta de la sien. Eso es lo que experimenta Jorge cada vez que tiene un episodio de migrañas desde que se las diagnosticaron con 18 años. "Se intensifica el dolor con los ruidos fuertes y con la luz brillante. A ratos tengo lo que se denominan auras, que son como destellos borrosos en la visión", señala a 20minutos.

Según el doctor Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), los signos más evidentes de la migraña son: "cefalea, malestar, náuseas, vómitos, intolerancia a la luz, olores o sonidos". Esto es lo que experimenta Míriam, un "dolor pulsátil" en un lado de la cabeza que "en ocasiones va precedido por una alucinación visual en forma de cristales de colores", señala. En las crisis más graves "me cuesta abrir un ojo o mirar a la luz, los ruidos se vuelven insoportables y puedo sufrir náuseas y vómitos"

La migraña puede aparecer de forma inesperada, suele ocurrir en "pacientes jóvenes" y tiende a empeorar "durante las épocas más productivas". De hecho, entre los 20 y 45 años de edad es cuando las crisis "se vuelven más frecuentes e incapacitantes", añaden desde AEMICE.

Por tanto, pueden producir una limitación en el día a día de quien las sufre, sobre todo a nivel laboral, lo que acaba repercutiendo en el aspecto físico, emocional y social. "Influye en todo. Cuando tengo un ataque de migrañas necesito paralizar mi vida, meterme en la cama e intentar dormirme para que no me duela", expresa Elena. Esto repercute directamente en su vida familiar y social. "Esté donde esté tengo que irme a casa o si estoy en casa de alguien meterme en una habitación a oscuras y tumbarme en la cama".

Las crisis pueden ser episódicas poco frecuentes, si el dolor aparece hasta nueve días a lo largo del mes, o muy frecuentes, cuando ocurre hasta 14 veces. Asimismo, puede volverse un problema crónico que aparezca más de 15 días al mes.

Este intenso dolor es progresivo y puede durar "desde horas hasta dos o tres días", advierten desde la asociación. Además, pueden ser migrañas sin aura o con aura, caracterizadas por la aparición de otros síntomas "que pueden afectar a diferentes sentidos como vista, tacto y/o lenguaje".

"Es una enfermedad invisible que afecta mucho a la calidad de vida porque cuando te da la migraña eres incapaz de hacer cosas", asegura a 20minutos Andrea, que comenzó a sufrir esta afección durante sus estudios en la universidad. "Es una sensación de presión en la cabeza que no es normal. Un día trabajando tuve que volverme a casa por los vómitos y el dolor que sentía", añade.

La migraña no es solo un dolor de cabeza. "Dura mucho más, es mucho más intensa e invalidante", destaca Míriam. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado esta enfermedad como la sexta más incapacitante a nivel mundial.

Tan solo en España, cerca de cinco millones de personas sufren este problema y aunque puede afectar a cualquier persona suele ser prevalente en mujeres (80% de los casos) de mediada edad (entre 20 y 50 años). Según la OMS, es "dos veces más frecuente entre las mujeres que entre los hombres debido a influencias hormonales".

Pero lo más preocupante es que más del 80% de las personas con migraña sufre algún grado de discapacidad y más del 50% presentan una discapacidad grave o muy grave. No obstante, continúa siendo una de las enfermedades más infradiagnosticadas en nuestro país. "Al menos un 25% de los pacientes no ha consultado nunca su dolencia con el médico", recalca la SEN.

"La falta de diagnóstico y, por consiguiente, la automedicación es uno de los principales motivos de cronificación de la migraña", advierte el doctor Irimia. De hecho, solo un 17% de los pacientes utiliza una medicación adecuada para el alivio de los síntomas ante una crisis. No obstante, según los resultados de la encuesta 'Atlas de Migraña 2018' en España, aproximadamente el 75% de las personas con migraña tarda más de dos años en obtener un diagnóstico.

El origen de la migraña es "una combinación de factores ambientales y genéticos", indican desde AEMICE. Así, diversos estudios han identificado "variantes genéticas muy importantes en la multiplicación de las migrañas en una misma familia". También se han identificado diferentes factores que pueden desencadenar un episodio de migraña, por lo que cada paciente debe ser capaz de identificarlos para prevenir una nueva crisis.

De acuerdo con la Sociedad Española de Neurología (SEN), los cinco factores más comunes entre las personas que padecen esta afección son:

Los trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión, mantener una mala higiene del sueño, la deshidratación, el exceso de alcohol o cafeína o el consumo de determinados fármacos pueden ser también factores desencadenantes de migraña.

Aunque se trata de una enfermedad incapacitante y prevalente en la sociedad, la migraña no tiene cura. "El tratamiento sintomático de las crisis suele ser obligatorio para casi todos los pacientes con migraña y ha de ser individualizado: no todos los pacientes requieren el mismo tratamiento para todos los episodios", señala el doctor Pablo Irimia.

"Cuando sufro migrañas normalmente llamo a mi doctora y en el ambulatorio me ponen oxígeno porque con la migraña me baja la saturación", detalla Elena. Asimismo, suele tomar nolotil u otro medicamento analgésico, incluso administrado mediante inyección si se agrava el dolor. "No tengo un tratamiento establecido, no he encontrado nada que me las quite", añade.

En episodios de dolor agudo, los profesionales sanitarios suelen indicar un tratamiento analgésico para reducir la sintomatología o antinflamatorios no esteroideos (AINES) para crisis leves o moderadas. "Cuando me da migraña me tomo algún medicamento, pero no se pasa del todo. El dolor sigue estando ahí, porque es como una presión constante y puede no durarte solo ese día", concluye Andrea.