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Ainhoa Arteta atraviesa uno de los momentos de salud más complicados de su vida. Después de contraer Covid en marzo, la cantante española vio su fuerza severamente mermada. Y, aunque lo superó, las secuelas agraviaron el cólico nefrítico que sufrió a finales de julio.

La soprano fue intervenida para extirpar la piedra que provocó ese cólico, pero su estado de salud empeoró hasta el punto de que tuvo que ser trasladada al hospital Virgen del Rocío en Sevilla, donde ingresó en la UCI.

Allí, y según cuenta ABC, tuvieron que cortarle parte del dedo índice de la mano derecha y un dedo del pie derecho.

"Para mí lo más importante es que me salvé y por eso puedo decir que el 26 de julio volví a nacer", han sido las primeras palabras de la artista, a este mismo diario, desde que se supieron las angustiosas noticias acerca de su salud.

"Consecuencia de la intubación y lo que viví tengo lo que llamo heridas de guerra en las manos y pies y entenderás que hoy mi prioridad es cuidarme y sanarme entera y del resto me da igual lo que digan o dejen de decir", explica Arteta.

"Mis hijos gracias a Dios están bien y yo tengo que recuperarme. Eso es ahora mismo lo único que puedo comentar", analiza.