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Aunque hay un gran esfuerzo a nivel internacional por garantizar un consumo seguro y sostenible de alimentos, sigue existiendo un problema de etiquetado incorrecto en los productos de pescado. Un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Oviedo ha evidenciado este "fraude intencional" en pescado como la merluza o el atún.

Los resultados de la investigación, que ha sido publicada en 'Scientific Report', revelan que el etiquetado incorrecto encontrado probablemente haya sido fraudulento, ya que "su riesgo era significativamente mayor en las especies caras que en las baratas y en los productos no reconocibles", señalan los autores en el estudio. Asimismo, este problema afecto principalmente "a las especies más apreciadas por el consumidor y, entre ellas, a las de mayor precio".

Para llevar a cabo el estudio, los expertos analizaron un total de 401 muestras de pescado muy consumido a nivel europeo y mundial: atún, anchoa, merluza y bacaladilla. Su análisis se llevó a cabo mediante amplificación por PCR y secuenciación de un conjunto de marcadores de ADN.

Otra de las conclusiones es que "el uso de especies en peligro de extinción, juveniles de atún para anchoa, y merluza aún no regulada como sustitutos, apunta a una pesca ilegal, no declarada y/o no regulada en aguas africanas", añaden.

Así, el equipo de científicos detectó un etiquetado incorrecto que indicaba la especie de pescado que no era en siete muestras, lo que representa el 1,9% del total. Detalladamente, 0% en el caso de la bacaladilla, 2,4% en la anchoa, 4,17% en la merluza y del 5,2% en el atún.

Aunque estos porcentajes puedan parecer pequeños, sí es cierto que revelan el uso de especies en peligro de extinción y la pesca ilegal. De hecho, cinco de los 11 productos etiquetados incorrectamente fueron capturados frente a las costas africanas, mientras que cuatro de ellos se hallaron en aguas europeas y dos no disponían de información geográfica en su etiqueta.

Todo esto apunta a una pesca ilegal en aguas del continente africano. "Se debe prestar especial atención a la detección del fraude deliberado. Los sustitutos encontrados son una indicación de que la pesca INDNR es una fuente de fraude", indican. Por tanto, los expertos exigen "un enfoque en los productos especialmente susceptibles a estas acciones", esto es, pescados caros o muy consumidos entre la población.