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Los mamuts lanudos desaparecieron definitivamente hace aproximadamente 4.000 años y una de las teorías que se barajaban sobre las causas de su extinción se centraba en la actividad de los seres humanos. Cinco millones de años, este es el tiempo que estos animales estuvieron en nuestro planeta hasta que desaparecieron y una nueva investigación ha demostrado el verdadero motivo.

El proyecto de investigación de 10 años ha sido publicado en la revista Nature y el profesor Eske Willerslev, miembro del St John's College de la Universidad de Cambridge y director del Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck ha sido el encargado de dirigirla.

Los antepasados de los actuales elefantes convivían junto a los seres humanos y eran un elemento básico en su día a día. Los esqueletos se utilizaban para la construcción de refugios, sus colmillos se transformaban en arpones y a partir de sus huesos se creaban instrumentos musicales.

Sin embargo, una de las grandes incógnitas del mundo científico siempre ha sido el motivo de su desaparición de la faz de la Tierra. Ahora, un equipo de genetistas ha analizado el ADN ambiental antiguo y ha revelado que el clima se volvió demasiado húmedo cuando los icebergs se derritieron para que estos animales pudieran sobrevivir. Su fuente única de alimentación era la vegetación y con el agua de los icebergs se perdió.

"Los científicos han discutido durante 100 años sobre por qué se extinguieron los mamuts. Se ha culpado a los humanos porque los animales habían sobrevivido durante millones de años sin que el cambio climático los matara antes, pero cuando vivían junto a los humanos no duraron mucho y nos acusaron de cazarlos hasta la muerte", explica en un comunicado el profesor Willerslev.

Para llevar a cabo la investigación, el equipo utilizo la secuenciación de ADN para analizar restos ambientales de plantas y animales, incluida la orina, las heces y las células de la piel. Provenían de muestras de suelo cuidadosamente recolectadas durante un período de 20 años en lugares como el Ártico donde se encontraron restos de mamuts.

La nueva tecnología utilizada por los científicos no requería depender de muestras de ADN de huesos o dientes para recolectar suficiente material genético como para recrear un perfil de ADN antiguo. Se trata de la misma técnica que se ha utilizado durante la pandemia para probar las aguas residuales de poblaciones humanas para detectar, rastrear y analizar el SARS-CoV-2.

"Finalmente pudimos demostrar que el problema no era solo el cambio climático, sino que la velocidad del mismo fue el último clavo en el ataúd: no pudieron adaptarse lo suficientemente rápido cuando el paisaje se transformó dramáticamente y su comida escaseaba", añade el experto.

Conforme el clima se calentaba, los hábitats habituales de estos animales se fueron transformando. Cabe recordar que los mamuts lanudos y sus antepasados vivieron durante millones de años en la Tierra y durante todo este tiempo se fueron adaptando a las condiciones frías y nevadas. Esto se debió a que, a pesar del frío, floreció mucha vegetación para mantener con vida a las diversas especies de animales.

"Se sabía que las poblaciones habían sobrevivido inicialmente al final de la última Edad de Hielo en pequeños focos frente a las costas de Siberia y Alaska, en la isla Wrangel y la isla St Paul, pero la investigación descubrió que en realidad vivían más tiempo en otros lugares", detallan.

"La Edad de Hielo más reciente, llamada Pleistoceno, terminó hace 12.000 años cuando los glaciares comenzaron a derretirse y el rango de itinerancia de las manadas de mamuts disminuyó", indica el doctor Yucheng Wang, primer autor del artículo e investigador asociado en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge.

En este sentido, se creía que los mamuts comenzaron a extinguirse en aquel momento, "pero también descubrimos que en realidad sobrevivieron más allá de la Edad de Hielo en diferentes regiones del Ártico y en el Holoceno".

En cambio, cuando el clima se volvió más húmedo y el hielo se empezó a derretir, se formaron los ríos, lagos y marismas. "El ecosistema cambió y la biomasa de la vegetación se redujo y no habría podido sostener las manadas de mamuts", subraya el doctor. "Hemos demostrado que el cambio climático, específicamente la precipitación, impulsa directamente el cambio en la vegetación y que los humanos no tuvieron ningún impacto en ellos según nuestros modelos".