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Cualquiera que, en algún momento de las últimas semanas, se haya puesto a navegar por las redes sociales, en especial por Twitter, casi seguro que se ha topado con un extrañísimo tuit de cuadrículas amarillas, verdes y grises, en líneas de cinco, hasta que finalmente se acaba con las cinco últimas en verde. Prueba de que se ha sobrepasado el nivel diario. Porque solo hay uno cada 24 horas.

Una, más bien, porque son palabras. Hablamos de Wordle, el juego de moda que se ha viralizado a una velocidad vertiginosa para sorpresa de todos: por su simpleza, porque no se puede descargar, por la incapacidad de jugar más de una vez al día (excepto si se maneja más de un idioma), porque no tiene anuncios, porque no envía notificaciones, porque no va por niveles ni se puede mejorar en él y, en resumen, por las bajas pretensiones con las que se creó. De hecho, solo había una: hacer feliz a su novia durante el confinamiento.

Sí, el juego es fruto de una hermosa historia de amor con la pandemia como trasfondo. La de un ingeniero de telecomunicaciones y una emprendedora. Palak Shah, después de estudiar en Harvard, se trasladó a vivir a Brooklyn con su novio, Josh Wardle. Shah quiere aprovechar el impulso de la tecnología y el mundo digital, pero antes debe dominar el idioma, así que cada mañana, mientras toma su café, rellena el crucigramas de The New York Times.

Esto, durante la pandemia, se hizo complicado, por rutinario, por el agotamiento que suponía en mitad del encierro. Así que Wardle programó el ya famoso juego como un regalo para Shah, sabedor de cómo le encantaban a su pareja aquellos pasatiempos centrados en el lenguaje. Lo ideal es que fuera sencillo, único, y que al principio jugasen los dos como una forma de estar juntos antes de ponerse cada uno a trabajar, a primera hora.

"Quise conseguir un juego que ella disfrutara", ha declarado Wardle, que con esa frase sencilla explica de dónde proceden todas las características que lo han hecho tan viral y que, sin embargo, en teoría habrían supuesto sus mayores defectos. "Eso es lo que te lleva a querer jugar cada día, que únicamente estás tres minutos al día y se acabó: no es necesario pasar más tiempo, no te roba el día", continúa sobre el porqué el hecho de que no enganche con multitud de opciones y fases no significa que no sea adictivo.

Hoy ese pequeño juego creado por amor lo juegan celebrities de todas clases, desde un streamer profesional como Ibai Llanos a alguno de tus vecinos. "Con toda seguridad, esta ha sido la mejor manera que ha tenido Josh de demostrarme su amor", le ha dicho Palak Shah a, precisamente, The New York Times. "Creo que la gente aprecia que haya algo en Internet que es simplemente divertido. No trata de hacer nada turbio ni con tus datos ni a tus ojos. Es solo un juego entretenido", ha dicho su creador. Porque ahora la clave está en cómo pasó un juego de un apartamento de Nueva York a ser algo viral en todo el mundo.

La expansión del amor

En alguna conversación, por algún motivo, salió a relucir el invento y le pidieron que lo compartiera por el grupo de WhatsApp. Ellos lo hicieron con uno de la familia y, como gustó tanto, decidieron hacerlo público a finales del pasado mes de octubre. El 1 de noviembre jugaron 90 personas. Dos meses después, la segunda semana de enero, va por 300.000. Y la cifra no cesa de subir. Al fin y al cabo son cinco minutos al día.

Y desde el pasado día de Reyes, además, también se puede hacer en el idioma español. Lo creó Daniel Rodríguez, un colombiano residente en Texas que asegura que se lo propuso como reto. "Quise hacer la prueba porque soy programador", recuerdan desde Vanitatis que ha contado en alguna ocasión. "Estoy bastante sorprendido porque lancé la prueba del juego sin ninguna intención particular", ha declarado.

De hecho, Rodríguez ya ha declarado que tiene cerca de 500 palabras más en la recámara por ahora, así que se podría jugar mínimo hasta mayo de 2023, siempre bajo la premisa de que deben ser palabras conocidas, de uso cotidiano y que sean universales, no únicamente utilizadas en México, en España o en Chile, por nombrar tres países castellanohablantes.

"Una idea sencilla junto a una implementación igualmente sencilla. No quiere atraparte y que pases horas jugando, la mayoría de las partidas duran menos de 4 minutos y solo hay una palabra cada día, la misma para todo el mundo, lo que hace que la gente pueda hablar de ello, darse pistas y así. Es un juego que puedes jugar mientras tomas el café de la mañana y seguir con tu día tranquilo", le contó el colombiano a eldiario.es, así como explica que se enganchó en cuanto vio los cuadraditos en el Twitter de un amigo y que, al intentar hacerlo en español...

"En ese momento busqué una versión en castellano pero no encontré ninguna. Me imaginé que iba a existir una a los pocos días puesto que se estaba volviendo viral. Volví a mirar hace una semana y seguía sin existir ninguna versión, por lo menos que yo pudiese encontrar, así que me puse a hacer una", contaba hará unos diez días al citado medio.

Y por si alguien tiene curiosidad: la versión inglesa no tiene pinta de acabarse pronto, dado que Shah se está encargando ahora de recopilar palabraspara seguir utilizando. Lleva 12.000 vocablos, aunque muchos de ellos los descarta si tienen un significado muy enrevesado y no son comunes. Dice que ha reducido la lista a unas 2.500 palabras, haciendo siga durante años este juego (por cierto, una palabra de cinco letras que bien podría ser la de mañana).