El catedrático emérito César Coll. | XÈNIA FUENTES (UNIVERSITAT DE BARCELONA)

TW
7

César Coll (Benicarló, 1951) es catedrático emérito de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universitat de Barcelona. Ha sido uno de los siete expertos escogidos por el Ministerio de Educación para elaborar los nuevos currículos de Infantil, Primaria y la ESO, que ya se aplican en los cursos impares. Mañana hablará de ello a las 19.00 horas en la Cambra de Comerç, invitado por la Universitat de les Illes Balears.

El director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, dijo que el modelo educativo español estaba diseñado para un país que ya no existe. ¿Lo cree así?
— Lo cubría todo, pero de manera superficial y había que cambiarlo. Cuanto más se aprenda, mejor, pero hay algunas cosas que son imprescindibles y otras que se pueden aprender al acabar la educación básica obligatoria. Todo lo que los especialistas pensamos que es importante aprender de nuestras disciplinas antes de los 16 años es absurdo. No todos deben aprender lo mismo antes de esa edad. Por esta razón teníamos unos currículos sobrecargados y la reflexión es qué hay que saber sí o sí para evitar que el alumno tenga problemas en el futuro.

¿Por qué son imprescindibles las modificaciones de la ley?
— Es un cambio profundo y hay que ser conscientes de que realmente tardará en implantarse en su totalidad, pero es lo que se exige hoy en día. A nivel internacional, los currículos de los modelos educativos avanzados están orientados de manera competencial para hacer frente a los desafíos actuales, como el cambio climático, la movilidad o el contacto entre diferentes culturas y personas, entre otros temas.

¿En qué consiste aprender por competencias, la gran aportación de esta reforma educativa?
— El conocimiento hay que aprenderlo para poder actuar y mostrar que se es competente en algo, y subrayar la capacidad de usar este saber para aplicarlo a la realidad. Una cosa es conocer los ríos de España y otra usar este conocimiento para ver cómo, a partir de esto, se puede explicar qué tipo de ocupación del territorio se da o qué implicaciones tiene desde el punto de vista económico y social.

Entonces, ¿quiere decir que se amplía el conocimiento?
— Totalmente. La polémica sobre competencias o conocimientos es absurda. Las competencias implican adquirir mayor conocimiento, pero no solo para adquirirlo, sino para saber usarlo cuando sea necesario y útil.

El uso de la memorización también ha causado confusión.
— No sé si es que no se ha explicado bien o que está muy enraizado, pero la polémica sobre memorizar o no también es falsa. Aprender por competencias evidentemente implica memorizar, pero no es suficiente porque es necesario contextualizar lo que se aprende. La ley introduce una memorización comprensiva, diferente de la mecánica. Aun así, un aprendizaje competencial también la puede requerir. Saber las tablas de multiplicar es útil, pero no tanto si luego el alumno no entiende cuál es la lógica que hay detrás y cuándo hay que utilizar estos algoritmos para enfrentarse a situaciones.

También se critica que la ley está hecha «desde los despachos».
— Es falso porque en la elaboración de la LOMLOE han participado muchos docentes y los currículos los han hecho equipos de profesores de Infantil, Primaria y Secundaria. Es una crítica pobre. ¿A caso un entrenador de básquet tiene que ser jugador? Y los ingenieros que diseñan un cohete, ¿tienen que ser astronautas?

En general, los docentes de Secundaria han mostrado mayor rechazo que los de Primaria porque muchos colegios ya enseñan de manera competencial.
— Trabajé mucho más directamente en la elaboración de la LOGSE (1990) siendo director general de Relación Pedagógica, por lo que di la cara ante muchos claustros. Entonces a los docentes de Secundaria les venía de nuevo porque se habían formado bajo la filosofía de quien podía aprender lo hacía y quien no, pues no llegaba. La LOGSE implicó un cambio de cultura pedagógica porque acabó con esto. Afortunadamente, esto ha cambiado y, de hecho, muchos institutos ya trabajan por competencias. Aun así, hay resistencias, y lo que debe de hacer la Administración es dar recursos y ayudar a que el profesorado vea que el aprendizaje competencial es útil para el alumnado con dificultades, pero también con el que tiene más posibilidades. Siempre se puede ser más competente en lo que ya se considera que uno lo es. Un escritor nunca deja de pensar que puede hacerlo mejor. No se trata de llegar a unas competencias mínimas, sino en desarrollarlas todos los alumnos al máximo.

¿Cree que la ley se ha aplicado demasiado rápido?
— Sí, hubiera preferido una implantación más pausada, pero se puede arreglar. La ley dice que se aplica en los cursos impares, pero esto no quiere decir que se tengan que hacer este curso todas las programaciones. Se tiene que ir poco a poco. Es mejor porque, de lo contrario, se genera una oposición que en parte está justificada.