La también conocida como 'hormiga eléctrica' fue detectada a inicios de 2025 y, por el momento, su presencia "está acotada" gracias a su temprana detección, tal y como detalla él mismo y recoge su investigación (¿Es inevitable la expansión de Wasmannia auropunctata por el Paleártico occidental? Primera evidencia de su presencia en las Islas Canarias).
Sin embargo, no se puede cantar victoria: "Nunca se puede asegurar que no esté en más sitios. Puedes estar a medio metro que, si no tiene la lupa adecuada, no la ves". De aquí deriva su principal perjuicio. Además de ser difícil de detectar, también es muy prolífica. "Puede llegar a generar grandes colonias de hasta 20.000 individuos por metro cuadrado", detalla.
Un peligro para el resto de especies
A pesar de ser diminuta, su pequeño tamaño es inversamente proporcional al daño que puede provocar. "Podría reducir la biodiversidad, afectando a las comunidades de vertebrados e invertebrados, porque son carnívoras y depredadoras", afirma Pérez, y sostiene que puede poner en peligro al resto de especies autóctonas, a las que puede desplazar y eliminar debido a sus grandes asentamientos.
En el caso del archipiélago, este peligro es aún mayor que en otras zonas donde se ha localizado, como en Málaga. Allí ya se ha visto una disminución de otros insectos, a pesar de que hay gran variedad de especies que le hacen competencia a la eléctrica, algo que no sucede en territorio insular. Por tanto, la situación en Tenerife podría empeorar, vaticina Pérez: "Es probable que tenga más facilidad para asentarse".
Una descarga eléctrica
Solo es un reflejo de lo que puede llegar a hacer si muerde, señala el investigador del CSIC, quien ya ha sufrido en sus propias carnes los efectos de una mordedura que suele provocar ronchas y dolor intenso: "Parece una pequeña descarga eléctrica". Sin embargo, señala que el verdadero problema puede darse si te pican muchas.
"Si un agricultor está trabajando bajo un árbol (donde suelen nidificar) y empiezan a caerle individuos, pueden llegar a picarlo 70 u 80". En este caso el problema sería mayor, porque puede llegar a "provocar reacciones alérgicas", donde el desenlace podría llegar a ser fatal. Tanto es así que, en algunos países del sur y centro de América, de donde es originaria, ya se han manifestado reportes de daños mayores: "Hay gente a la que le ha picado en un ojo y eso le ha provocado un glaucoma de córnea o pérdida de visión".
44.000 millones de euros
Debido a la gran amenaza que representa, la factura a pagar por ponerle coto puede llegar a ser importante. "Tratar de controlar una especie que se dispersa tan fácilmente puede tener un coste muy elevado" que puede dispararse hasta los 44.000 millones de euros (a nivel mundial), según un estudio elaborado en 2022, relata Pérez.
Y esta tarea no solo comprende el control de la especie, sino el gasto que puede suponer erradicarla en caso de llegar a asentarse en zonas urbanas: "Pueden meterse en casas, en fincas u otros lugares y, además, también transportan algunos pulgones o plagas", lo que también genera un daño indirecto.
Para combatirla, por ende, siempre va a ser mejor prevenir que curar, advierte este experto: "Es muchísimo menor el gasto que puede suponer una campaña de radicación potente, que no dejarla ir y que la especie avance". De lo contrario, puede llegar un momento en el que la extensión de la invasión ya sea muy "amplio", por lo que la situación entonces sería mucho más complicada: "Entonces ya no hay forma de solucionarlo, por lo que ya solo quedaría hacer tratamientos paliativos, como sucede con las hormigas que tenemos en nuestras casas".
Para evitar un desastre de tales dimensiones, el Gobierno de Canarias ya trabaja para tratar de minimizar el impacto de una especie que se ha adaptado con facilidad a las condiciones de la isla. "Las tareas actualmente se están centrando en delimitar el área de distribución", comenta Pérez, y añade que, además, también están realizando tareas preventivas: "Están buscando en zonas próximas como jardines u otros parques para ver que no hay poblaciones asentadas".
Una vez terminen estas labores, señala, la tarea de la administración se centrará en realizar "los trámites de erradicación". "Habrá que usar cebos con un veneno específico", el cual es concreto para este tipo de insectos, por lo que no produce ningún tipo de daño colateral en otras especie, concluye el investigador.
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