Estamos en guerra y lo ignoramos. Las guerras de antes estaban limitadas por los medios disponibles y respondían a otro mundo. El mundo global es el de la guerra total. Oiremos hablar de guerra híbrida, pero también guerra comercial, informativa, demográfica, climática, ideológica entre diferentes colectivos. Vamos hacia la polarización creciente y el enfrentamiento. Se han utilizado atentados terroristas, como el 11S y el 11M. La manipulación y el control informativo forman parte de la contienda. Si antes había un mundo bipolar, ahora es multipolar o, simplemente, polar. De la guerra fría a la guerra congelada y lista para freír cuando se necesite. Guerras deslocalizadas, sofisticada tecnología militar, desestabilización de países, guerra química o bacteriológica, inteligencia artificial con capacidad mortífera autónoma, drogas y mafias que trafican con seres humanos. Servicios de inteligencia y contraespionaje campando a sus anchas.
Ante este panorama de violencia y odio, entro en la biblioteca pública. Entre libros ordenados, adormecidos por el silencio, me aíslo del ruido ensordecedor del mundo y encuentro un remanso de paz.
]]>La verdad requiere valentía. No seamos cobardes. Mentir es pecado pero, en política, es habitual vender tu alma al diablo. Cuando incumplimos un mandamiento, el infierno se acerca. La trama de Sánchez es tan extensa que acabaremos diciendo lo mismo que con los bancos: es demasiado grande para caer.
]]>También hay fijaciones. Hay quien coge una perra con algo o alguien y no hay manera de que suelte el hueso. Es más frecuente criticar al vecino que a alguien lejano, aunque nadie está exento de crítica o censura. No es por criticar a nadie, pero algunos demuestran su mala baba a través de críticas furibundas, sin aportar argumentos ni alternativas convincentes. Así solo consiguen desahogarse o sentirse mejores delante del prójimo. «Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles y absteneos de la maledicencia» (Sabiduría, 1:11).
Obsesionarse con algo como representación del mal siempre ha ocurrido: el sistema capitalista, el Rey, Isabel Díaz Ayuso con su mayoría absoluta en Madrid, los inmigrantes… A mí me pasa con Pedro Sánchez. No lo puedo evitar. Y eso que para sus seguidores, es el único que nos salva de la ultraderecha.
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