Las dependientas Francisca Llompart, Neus Perelló y Catalina Bauzá con Marga Abad, copropietaria, posan junto a una selección de productos de degustación.

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Son Vivot vende desde 1997 los bocados más exquisitos de la gastronomía balear. Sobrassada de porc negre, olives trencades, flor de sal, carquinyols de Menorca, sospiros de Manacor, confituras de todos los gustos o peix sec de Formentera son algunas de las exquisiteces que se pueden encontrar en su céntrico comercio de Palma, un negocio familiar que sigue fiel a sus orígenes, enfocado al cliente mallorquín pero sin cerrar sus puertas al turismo que llega a Mallorca interesado también por el producto local, sobre todo el nacional.

ORÍGENES. Antonio Abad es el fundador de Son Vivot. Su trayectoria empresarial se remonta al año 1954, cuando empezó como distribuidor de productos de alimentación. En aquellos tiempos "solo había tiendas y pequeños colmados", recuerda Miguel Mulet, administrador y mano derecha del fundador, hoy ya jubilado. "En el año 1980 abrió el Minimax junto con otros socios, una de las primeras grandes superficies que hubo en Palma, en la calle Aragón. Como propietario, Antonio fue un pionero en muchos sentidos, entonces ya mostró un gran interés por la fabricación autóctona y promocionaba los productos de aquí, lo que no era habitual en aquella época. Pasaron los años y con la entrada de tantas grandes superficies, decidió vender el Minimax y el 2 de enero de 1997 abrió Son Vivot, una tienda con un nuevo concepto, ya que vendía productos autóctonos de gran calidad y también nacionales o internacionales", recuerda Mulet.

La tienda conserva el aspecto rústico con el que empezó, ya que la filosofía era dar la imagen de tradicional. Tiene una gran presencia del ladrillo y la madera y está vestida con enfilois de tomates de ramellet, de guindillas y de ajos, y sobrasadas colgando de las vigas.


El nombre de Son Vivot no responde a ningún motivo particular, sino que lo consideraron "un nombre mallorquín".

En alimentación cuentan con más de 400 referencias de elaboraciones de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera. Tienen marcas comerciales, pero también cuentan con productos de marca propia que les elaboran artesanos seleccionados. Con el nombre de Son Vivot venden sobrasada y todo tipo de embutidos, miel, hierbas, aceitunas, paté, y queso, entre otros productos. Su producto estrella es la sobrasada, tanto para clientes locales como para visitantes.

Venden también aceite, galletas, frutos secos, quesos mallorquines y menorquines, sal, aceitunas, especias y una selección de dulces. Además, su vinoteca representa a prácticamente todas las bodegas de Mallorca, que son más de 80, y tienen una selección de licores, entre los que se encuetran las hierbas y el palo. No falta la ensaimada, demandada sobre todo por los turistas.

El 90% de productos de Son Vivot son de Balears, aunque no han dejado de vender algunos productos nacionales que les pide el cliente habitual, como los vinos DO Rioja, Ribera, Montsant, Ribeira Sacra o Bierzo.

RELEVO GENERACIONAL. Con la jubilación de Antonio, sus hijas Elena y Marga tomaron las riendas de la empresa, un relevo que les cogió en medio de la crisis económica. "Fue en 2009 cuando cogimos la dirección de la empresa y, aunque sufrimos la crisis como todos los negocios, llegamos con nuevas ideas para impulsar el negocio y fue también una oportunidad. Eso sí, la base del negocio siempre ha sido la misma", recuerda Elena Abad, que se encarga de la parte comercial. "Empezamos a hacer bocadillos, que ha sido todo un éxito, también renovamos nuestra imagen corporativa y la web, cambiamos el horario de la tienda y ya no cerramos a mediodía, y también lanzamos la tarjeta de cliente gratuita '+ Bo', para tener un detalle con el cliente local y mediante la cual obtienen ventajas y promociones", añade.

Sus tres grandes líneas de negocio son la alimentación, los vinos y los lotes de productos para particulares y empresas, que también han sufrido cambios y transformaciones con los años. "Antes los lotes salían sobre todo en Navidad, y hoy se venden todo el año para eventos, bodas, regalos para clientes... Antes solo había un tipo de cestas, mientras que hoy tenemos una gran variedad de estuches, y los enfocamos al producto balear", indica. Estas tres líneas de negocio principales se complementan con la venta online o la artesanía, como los siurells de Pòrtol. Además, uno de los sellos de la marca es ofrecer una degustación con una selección de productos, un valor añadido que ofrecen desde sus inicios.

En la tienda, las anécdotas se repiten. Marga Abad cuenta que, entre los turistas, los americanos son los que tienen más dificultades para llevarse los productos a su casa. "Muchas veces comprarían más, pero las restricciones de los aeropuertos se lo impiden. Por eso muchos acaban comprando por la web o se lo enviamos", indica y además añade que desde la tienda se preparan los productos que se venden online, un servicio que ofrecen desde 2006. "Y últimamente triunfa la cerveza artesana; tenemos más de 40 referencias y los alemanes se quedan fascinados de la producción local. Muchos se las llevan para coleccionar", acaba señalando.

Los clientes que compran a través de la página web son de la Península, también tienen mallorquines que viven fuera de la isla o residentes que desean enviar regalos al extranjero.

El futuro de la empresa pasa por seguir ofreciendo un producto de calidad, renovar su página web por tercera vez y seguir asistiendo a ferias especializadas, aunque no planean abrir otro punto de venta.