Adrian Nagel con dos diseños diferentes de sus gafas. | Jon Izeta

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En un pequeño taller situado en el corazón de la isla de Eivissa se diseñan y se elaboran las gafas de la marca Nagel, confeccionadas en su totalidad con madera. Y esta es precisamente la característica diferencial de estos anteojos 'made in Ibiza' cien por cien.

El creador de este producto es Adrian Nagel, un joven diseñador industrial de 35 años que decidió dejar de crear muebles para multinacionales para montar su, todavía, pequeño negocio y "poder trabajar con las manos, que es lo que a mí me gusta realmente".

Nagel estuvo dos años investigando cómo podía llevar a cabo su sueño "haciendo prototipos, viendo qué máquinas tenía que utilizar y aprendiendo a usarlas. Busqué un producto pequeño, que se pudiera enviar fácilmente y pensé en las gafas", explica Adrian, que comercializa los anteojos que llevan su nombre desde 2014.

PERSONALIZACIÓN. En su taller situado en Santa Gertrudis se elaboran a la semana entre 20 y 25 unidades. "Es una fabricación muy artesanal, casi romántica. A principios de año vino un sevillano a quien le gustaron mucho las gafas y me pidió firmar un contrato para elaborar mil gafas al año. Le dije que no porque no quería tener empleados y pensar solo en fabricar y fabricar. Es nuestra filosofía", asegura Nagel.

Este diseñador industrial ha conseguido que sus gafas estén elaboradas totalmente de madera, "incluso las bisagras, que son la característica principal" de su producto. En cuanto a la calidad de sus gafas, Nagel asegura que en su taller solo entran maderas nobles y con carácter español, como el olivo, el almendro y la sabina, además de otras más clásicas como el roble o el iroko. No obstante, "el cliente también puede decidir y pedirlas de cualquier madera. La semana pasada vino un señor que está construyendo un barco de madera y quiere una colección de gafas para la tripulación con la misma madera que la del barco. Él mismo me trajo un tablero y ahora voy a diseñarlas", comenta Adrian.

Las gafas también incluyen una pequeña chapita de latón en las patillas para que, en esta ocasión, figure el nombre de la embarcación o, si se prefiere, el nombre del propietario de los anteojos. "Si solo hacemos 20 o 25 a la semana, nuestras gafas tienen que tener un plus", añade el creador, a quien le gusta controlar todo el proceso de elaboración, "empezando con el dibujo para después pasarlo al programa 3D, las fresadoras y la máquina láser".
La isla de Eivissa supone el principal escaparate para las gafas de diseño Nagel, que no obstante tiene su principal mercado en Alemania, "donde la marca 'Ibiza' se vende muy bien. En Eivissa es más complicado, funciona el boca a boca y la gente viene a probarse los diferentes modelos".

El pasado año, Nagel llevó a cabo una campaña benéfica junto a su amigo, el piloto de motos ibicenco Dani Curreu, quien diseñó un modelo del que se elaboraron 160 unidades en una edición limitada que solo se vendió en la isla de Eivissa y cuyos beneficios se destinaron a la fundación sin ánimo de lucro Wings for life.

FUTURO INMEDIATO. Tras la buena acogida que las gafas Nagel han tenido entre el público, su creador está decidido a ampliar su abanico de productos. La intención de Adrian es empezar a diseñar muebles pequeños, concretamente lámparas, que era a lo que se dedicaba antes de sacar al mercado sus gafas. Adrian Nagel también tiene en mente dedicarse al diseño de interiores.