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Sábado por la noche, aeropuerto de Barcelona, esperando para embarcar para Eivissa y detrás de mí una docena de muchachos de 10-12 años con chándals del Puig d’en Valls de baloncesto. Los chavales movidos, no… lo siguiente. Hablando apasionadamente con la que parecía su entrenadora-acompañante sobre el origen familiar de ellos: “Pues mis padres son de X e Y...”, “tu madre, por el apellido, debe ser ibicenca…”, etc., a lo que un chico dice “pues a mí no me gusta la geografía” (sic). A eso que la persona a cargo le dice, más o menos: “Cuando visitas un país aprendes su geografía y ya no la olvidas”, para añadir alguno de los países más lejanos que había visitado. ¡¡Cielos!! Qué fácil es educar y menuda lección les había dado. Quedé fascinado.

La anécdota me trajo a la cabeza la tomadura de pelo del Régimen Especial para Balears (REB) que se puede resumir en “y la montaña parió un ratón” o la obtención de algo ridículo cuando se esperaba algo grandioso, al menos así se vende.

El Real Decreto-ley 4/2019, del Régimen Especial de las Illes Balears, me dejó frío, sobre todo porque la parte más interesante, la que hace referencia a las medidas y beneficios fiscales, queda pendiente de un posterior desarrollo parlamentario… cuando volvamos a tener Parlamento (claro).

Montar un REB para garantizar inversiones estatales y situarlas en la media del conjunto de comunidades autónomas, como que no... Lo más interesante que podría haber tenido, el descuento de viajes para residentes, ya estaba más o menos garantizado sin necesidad de REB. Tengo curiosidad por ver los efectos del tema de los beneficios en el transporte de mercancías (también incluido).

En cualquier caso, no sé si somos conscientes de que el dinero que nos dan para viajar deja de destinarse a otras infraestructuras o inversiones. Es así de sencillo, si quieres viajar barato tienes menos dinero para otras cosas, ya que todas las CCAA van con el mismo “y qué hay de lo mío”.

Ya comenté en abril de 2016, en estas mismas páginas, que todo lo que no fuera parecerse a Canarias (fácil)… o mejor aún a Singapur (obviamente algo más complicado), me parecería poca cosa, para qué te voy a engañar.

Y es que, parece obvio, pero para saber legislar -al igual que para que te guste la geografía- también es evidente que es necesario haber viajado un poquito.