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La responsabilidad reputacional de una empresa comprende toda su cadena de valor, es decir, incluye a sus proveedores, contratistas, subcontratistas, distribuidores, etc., y los nuevos criterios mínimos de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) incorporan cambios en las reglas del juego en su selección, que si por un lado representan un valor añadido en su gestión, también comportan la aplicación de criterios sociales, medioambientales y éticos de los contratos de externalización que incluyen un seguimiento sistemático del cumplimiento del contrato, es decir, lo que podríamos llamar la trazabilidad de los productos o servicios de la empresa.

Ahora no es extraño que un directivo de compras desestime un contrato porque el proveedor no cumple con ciertos criterios, aunque el precio que ofrezca sea el más bajo, ya que el enfoque en los beneficios que reporta la compra responsable es doble, por un lado la mitigación de riesgos, en especial el riesgo reputacional (recordemos los problemas reputacionales que en su día tuvieron empresas multinacionales como Nike o Apple por la mala publicidad ocasionada por sus proveedores en precarias condiciones laborales, incluso con la explotación de menores en la fabricación de sus productos).

El riesgo potencial sobre los servicios externalizados, que es difícil supervisar, eleva el abanico de riesgos que pueden afectar a la empresa. En el ámbito de la hostelería la externalización se inició en aspectos meramente auxiliares (limpieza, seguridad, etc.), pero las nuevas tecnologías y por el efecto de la globalización ha invadido zonas sensibles de estrategia empresarial en las que se asumen mayores cotas de riesgo eclosionando del back office al core office o núcleo duro del negocio. A título meramente indicativo podemos señalar: área de clientes (marketing directo, reclamación de morosos, scoring, etc.), área de RRHH (selección de personal, nóminas, formación, coaching....), área de las TIC (mantenimiento de equipos y programas, seguridad informática, hosting...).

Para las cadenas hoteleras internacionales las exigencias de la trazabilidad se extienden también a los riesgos de corrupción y soborno, prácticas sancionadas a nivel internacional y reprobadas socialmente.

Amigo empresario, no debemos olvidar que un servicio o un producto aparentemente sencillo se mueve a través de una red de la cadena de suministros compleja y de múltiples capas antes de llegar al consumidor final. Por ello la recomendación de establecer los controles adecuados a través de las auditorías sociales que analizarán los factores que aconsejen una revisión de lo que hacen los proveedores y supervisar los posibles incumplimientos, ya sean contractuales o normativos.

Especial atención merece el seguimiento o trazabilidad de los riesgos en los casos de la subcontratación, lo que técnicamente se conoce como el outsourcing de la externalización, ya que la gestión del riesgo es más difícil de aplicar y por lo tanto en potencia hay un incremento del riesgo en todas las áreas que están en estas condiciones y que la empresa ha de poder identificar con banderas rojas para que se puedan adoptar programas específicos basados en sus propias circunstancias, para cumplir eficazmente con los requerimientos de la empresa.