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Explicaba hace pocos días el consultor estratégico Marcos Urarte a los socios del Cercle d’Economia de Menorca que a las empresas les conviene mirar hacia el futuro cuando toman sus decisiones estratégicas porque habitualmente se observa el pasado y sobre todo el presente para decidir qué hacer. “Miramos el balance y la cuenta de resultados del año anterior y en base a ello confeccionamos el presupuesto de este año. Así es como funcionamos”, nos decía irónicamente. “A las empresas el pasado no les tendría que importar demasiado. El presente les tendría que importar, pero sobre todo tendría que importarles el futuro en el que van a tener que competir”, añadía Urarte.

Y lo apostillaba diciendo que los negocios están como están por las decisiones que no tomaron hace cuatro o cinco años ya que el entorno es importante y puede condicionarnos, pero este entorno es exactamente el mismo para todas las empresas del sector. Lecciones que se pueden aplicar no solo en mundo empresarial sino también en la política. Balears y Menorca estrenan una legislatura en la que se abren por delante cuatro años en los que todo es posible, pero todo está por hacer.

Como archipiélago merecemos dejar resuelto de una vez por todas nuestro REB para que no nos lastre por más tiempo la competitividad que hace que nuestro tejido empresarial sea cada vez más frágil. Como isla existen unas cuantas asignaturas pendientes, pero, entre otros retos, tenemos que dejar resuelto el problema de la conectividad que tanto nos perjudica en temporada baja.

Otra de las cuestiones con las que este prestigioso consultor nos ilustró fue la diferencia entre la lealtad y la fidelidad. La lealtad es una fidelidad con alternativas, nos decía. “Cuando unos trabajadores de un polígono industrial van siempre al único restaurante que existe porque no tienen más tiempo para desplazarse a otro sitio significa que son fieles. Cuando abran otro restaurante que lo haga mejor, irán inmediatamente al nuevo. Por lo tanto, la reiteración de compra no necesariamente significa satisfacción y ello quiere decir que podemos tener clientes fieles, pero insatisfechos. Una sabia reflexión que podemos aplicarnos como destino turístico que esta temporada va a sufrir las consecuencias de la pérdida de clientes atraídos por destinos más baratos para entender que aquellos que decidan apostar por nuestras islas nos estarán regalando la oportunidad de cautivarlos para siempre.