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El número de cruceristas que llegan al puerto de Palma aumenta este año ligeramente con respecto al año 2018 pese a la reducción en el número de cruceros prevista, de 584 escalas frente a las 590 que se efectuaron durante el pasado año.

Antes de opinar a favor o en contra sobre la polémica que se ha generado sobre la llegada de grandes cruceros al puerto de Palma, tengo que decir que varios clientes míos trabajan directamente con el sector, por lo que es posible que mi opinión esté condicionada. Y creo que ese es uno de los temas a tener en cuenta antes de opinar: por lo menos yo tengo claro que directamente afecta a mi bolsillo, ya que muchos de los residentes de la capital mallorquina pueden pensar, ¿si no soy empresario del sector del comercio y la restauración, en qué me beneficia a mí este tipo de turismo?

A veces olvidamos que la economía es un círculo, una cadena que afecta directa o indirectamente a una población; el turista coge un taxi, el taxista come en un restaurante, el restaurante tiene beneficios y contrata a más personal, etc. Además, se pagan tasas e impuestos que recaudan las diferentes administraciones y luego las revierte en la sociedad, con mayor o menor acierto, para mantener los servicios públicos básicos, mejorar las infraestructuras, etc.

Otro tema que habría que tener en cuenta es el impacto económico de la actividad, cómo se reparte, así como el impacto ambiental, la huella de carbono que se genera y sus consecuencias. Por lo que creo que primero se debería realizar un estudio de pros and cons, como dirían los ingleses, y a partir de allí poder tomar decisiones y justificar acciones referentes a la prohibición, reordenación y otras medidas que ya se han anunciado por parte del Govern.

El turista de cruceros es de poder adquisitivo medio-alto. Algunos realizan excursiones por toda la isla y no se quedan solo en la capital, otros no se bajan ni del barco, no saturan las carreteras con coches de alquiler, no consumen recursos tan apreciados en la isla como el agua, no generan basura, etc.

Si se puede hacer que no coincidan todos los cruceros a la vez en el puerto de Palma, adelante. Hasta las propias navieras seguro que están de acuerdo. Pero si no, perder este tipo de turista no creo que sea beneficioso para los mallorquines, o por lo menos de momento no tenemos datos objetivos que así lo avalen.