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El sector TIC de Menorca está llamado liderar la economía de nuestra isla o como mínimo, a ser uno de sus puntales. Desde hace cuatro años ya tenemos un Centre Bit en Alaior, que desde lo público ejerce de aglutinador y dinamizador de nuevos proyectos de base tecnológica que surgen desde la emprendeduría o que aterrizan en la Isla. Desde la parte privada, existe tan solo una asociación, dentro de la órbita de PIME, que reúne a 32 empresas dedicadas al fomento y desarrollo del comercio electrónico, servicios online e informática. Seguramente hay más tejido empresarial que no está asociado y por otro lado, también hay una empresa pública, Silme que se encarga del mantenimiento e instalación de todo el hardware y software que utiliza tanto el Consell como los ayuntamientos. En cualquier caso, lo que le falta al sector TIC insular es hacer visible cuál está siendo su peso dentro de nuestra economía ya que por pequeña o grande que sea la cifra, nos serviría para tomar el pulso a la realidad, sabiendo que lo que no se mide, no existe. Nos falta información sobre los empleos generados, de qué cualificación son, qué volumen de negocio generan o cuál ha sido su evolución, entre otras cosas. En plena era de transformación hacia una economía digital, este sector está llamado a asumir un rol tractor.
Y esto lo digo a colación de uno de los últimos proyectos que el Consell anunció a finales del año pasado para convertir nuestra isla en un referente internacional en innovación sostenible. Un plan enfocado a atraer y retener talento innovador, con la idea de crear en cinco años un hub de innovación tecnológica financiado con el reparto de fondos europeos de reactivación económica.

El boom del teletrabajo y el éxodo urbano a entornos seguros como el nuestro, nos convierte en un lugar perfecto para posicionarnos, sin menoscabo que para cerrar el círculo no estaría mal disponer, por ejemplo, de un colegio internacional. Por todo ello el sector TIC se convierte en imprescindible, más aún pensando que el fin de este hub no puede limitarse a que unos cuantos tecnólogos vengan a aprovechar el sol y el Camí de Cavalls sino que, sobre todo, creen sinergias para co-crear iniciativas que transformen nuestra economía. En caso contrario, la única riqueza que vamos a ser capaces de crear será de nuevo aquella basada en la prestación de servicios, más de lo mismo.