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Los Juegos Olímpicos son un evento deportivo muy diferente a otros en cuanto a dotaciones económicas para los participantes: se asimila al mundo amateur (de hecho, en algunos deportes, como el fútbol o el boxeo no compiten los mejores del mundo. Aún así, el impacto económico global es muy fuerte.

Comparar estos Juegos con otros es muy complicado: se aplazaron un año por culpa de la COVID. Pero la pandemia no ha influido solo en esta suspensión y ha ido más allá (de hecho en el momento de escribir este artículo, está en el aire su celebración): la principal diferencia es el público.

Desgraciadamente las pruebas deportivas no contaran con aficionados en el recinto, algo que económicamente para Tokio y otras subsedes (Yokohama, Fukushima, Sapporo…) repercutirá muy negativamente al no acoger a los miles de aficionados que viajan al calor de un acontecimiento deportivo único. Es más, ni siquiera los deportistas podrán hacer turismo en Japón ya que viven en una burbuja muy rígida.

A pesar de ello, los Juegos sí tendrán mucha repercusión gracias a televisiones, internet y medios de comunicación en general y los patrocinadores oficiales y las marcas deportivas se verán en los cinco continentes.

Como se puede ver en el gráfico, el impacto, un año después de los Juegos de Rio 2016 fue muy bueno para sus principales sponsors con la única excepción de General Electric. Incluso el principal índice geográfico, el Bovespa de Brasil, ofreció una rentabilidad del 16%.
Para poner más en valor la fuerte subida de alguna de estas compañías, es bueno comparar con otros índices: por ejemplo el EuroStoxx (Zona Euro) y el S&P (Estados Unidos) subieron un 17 y un 13% respectivamente.

En estos Juegos, varios de estos socios repiten: Coca-Cola (bebidas de Estados Unidos), Atos (servicios digitales de Francia), Bridgestone (componentes automóvil de Japón), General Electric (eléctrica de EEUU), Visa (medios de pago de EEUU), P&G (cosmética de EEUU) o Samsung (tecnología de Corea) son “socios mundiales” a los que se unen otras cotizadas como Airnbn (alojamiento de EEUU), Alibaba (comercio electrónico de China, cotizando en EEUU), Dow (química de EEUU), Intel (tecnología de EEUU) o Toyota (movilidad de Japón).

A nivel geográfico, ya se ha comentado que el impacto turístico será limitado, pero hay que pensar que entre los “patrocinadores Gold” y los socios oficiales encontramos muchas cotizadas niponas que tendrán su peso en la bolsa como, por poner ejemplos de peso, Asahi (cervecera), Asics (material deportivo), Canon (imagen), Eneos (petróleo), Tokio Marine (seguros), NEC (tecnología), NTT (sistemas de comunicación), Nomura (banca), Fujitsu (tecnología), Mizuho (banca), Sumitomo Mitsui (banca), Mitsui Fudosan (inmobiliaria), Meiji (inversiones), Ajinomoto (alimentación) o Lixil (construcción).
Por último, no hay que olvidar a las fabricantes de material deportivo, principalmente las alemanas Puma y Adidas (con fuertes rentabilidades tras los Juegos de Rio’16) y las americanas Under Armour y Nike, con peores resultados bursátiles en 2016-17 que las europeas, a pesar de sus logros deportivos en Brasil.