A primera hora de la mañana, el ambiente en la playa de Santa Ponça es tranquilo pese a estar en la última semana de agosto.

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La alegría va por zonas. La temporada turística en Mallorca ha sido mejor de lo esperado, pero está lejos de la de 2019. Ha sido un año de transición. A la espera de conocer el número de turistas que acogieron las Islas en julio (Frontur), las estadísticas de ocupación y rentabilidad hotelera muestran que el sector turístico va camino de la normalidad, aunque todavía falta un largo trecho para recuperar la actividad ordinaria de los años anteriores a la irrupción de la pandemia.

La ocupación hotelera en julio fue del 61,7% en Balears, la más alta de España, que se quedó en el 52,6%. Fue mucho más alta que el 39,6% del año pasado, pero es que en 2019 fue del 88,6%. Además, el porcentaje de planta abierta fue todavía del 78,7%.
Las pernoctaciones hoteleras ascendieron en el conjunto de las Islas a 5.757.981, tres veces más que en 2020 -1.744.346- pero prácticamente la mitad de las de 2019 -10.532.392-.

Santa Ponça
Sobre estas líneas, turistas en Palmanova disfrutan de un día de nubes y claros.

En cuanto a rentabilidad hotelera, la tarifa media fue de 138,44 euros en julio, la mayor de España y muy similar a la de años anteriores -con 130 euros en 2020 y 126,6 euros en 2019-, pero al haber menor ocupación cayó el ingreso medio por habitación disponible, que fue de 86,2 euros -frente a 50,7 euros en 2020 y 112,8 euros en 2019-. Es decir, que los establecimientos no se llenaron, pero los hoteleros no tiraron los precios en ningún momento.

En el caso de Mallorca, la temporada turística ha sido desigual en las diferentes zonas. Según indican los presidentes de diferentes asociaciones hoteleras consultados por El Económico, algunos han tenido una situación mejor de la que habían previsto, pero hay zonas donde la actividad no ha sido muy diferente de la del año pasado.

Jaume Horrach, presidente de las asociaciones hoteleras de Alcúdia y Can Picafort, califica la temporada de “correcta”. “En primer lugar hay que recordar que más del 10% de la planta hotelera no ha abierto sus puertas esta temporada. Ha sido mejor que la pasada, pero se ha quedado muy lejos de las anteriores. Muchos hoteles abrieron a finales de junio y lo hicieron de forma titubeante, con multitud de interrogantes en el horizonte. Julio, al final, habrá sido el mes de mayor ocupación. Alemania situó a Balears como zona de riesgo a finales de julio, pero esta decisión se notó en las reservas de agosto, que ha sido un mes irregular”, explica.

Respecto al futuro inmediato, Horrach explica que las previsiones no son buenas. “De momento, septiembre se presenta como un mes flojo. Hace veinte días sospechábamos que tendríamos que cerrar y ahora ya sabemos que podremos continuar abiertos, aunque la ocupación no es buena. Aventurar como serán octubre y noviembre es una temeridad, aunque todo hace pensar que los cierres serán masivos. De hecho, el turoperador alemán Tui ya explicó que sus esfuerzos se encaminan a la temporada próxima y no tanto a alargar la actual”, sentencia.

Respecto al año que viene, Horrach sí lanza un mensaje mucho más optimista. “No quiero confundir mis deseos con la realidad, pero estoy convencido de que 2022 será un año mucho mejor. No creo que lleguemos a los niveles de 2019, pero será un año marcado por una clara recuperación. Esperamos que la demanda embalsada de años anteriores se decida a viajar y sea un buen años. Mis previsiones para 2022 son abrir en febrero y no cerrar hasta finales de octubre, recuperando la normalidad”, añade.

La presidenta de la Associació Hotelera de Cala Millor, Inés Batle, asegura que la temporada ha sido muy desigual en su zona, en función de la ubicación e incluso de los diferentes establecimientos.

“En primer lugar, hay que señalar que algunos establecimientos ya no abrieron y que la inmensa mayoría no iniciaron su actividad hasta finales de junio o principios de julio. Otra consideración importante es que hay hoteles, aunque son pocos, que ya han cerrado sus puertas. Dentro de la asociación conviven tres zonas con sus peculiaridades: Cala Bona, Cala Millor y sa Coma”, indica.

Batle, en general, considera la temporada como irregular, recuerda que en las actuales circunstancias es muy complicado hacer un pronóstico sobre septiembre, pero descarta que pueda prolongarse la temporada hasta noviembre. “En junio la ocupación rondó el 50%, pero julio sí fue, en general, un buen mes con ocupaciones que rondaron el 80%. Cuando Alemania decretó que Balears era zona de riesgo se produjeron cancelaciones, pero fueron recuperándose con nueves reservas. Saber cómo será septiembre es complicado, no puede hacerse un pronóstico en las actuales circunstancias. Proliferan las reservas de última hora, que pueden hacer cambiar la situación en pocos días. De hecho, un hotel de nuestra zona tenía previsto cerrar el 28 de agosto y de momento continuará abierto”, afirma, al tiempo que recuerda que “los niños vuelven al colegio y se produce un cambio en la tipología de los clientes”.

Respecto al final de la temporada, Batle indica que algunos hoteleros aguantarán en octubre, pero asegura que en noviembre, como ya sucedía antes de la pandemia, la actividad se paralizará casi por completo.

Las circunstancias han obligado a los hoteleros a ampliar sus mercados emisores y durante esta temporada ha experimentado un sustancial crecimiento el número de franceses en la zona, mientras que el descenso del cliente nórdico ha sido drástico. “El número de franceses se ha incrementado de forma importante en la zona, mientras que los nórdicos se han convertido casi en residuales. Además, en general, los hoteles que habitualmente cuentan con clientes alemanes han aguantado mucho mejor que los situados en zonas con mayor presencia de británicos”, sentencia.

Finalmente, Batle recuerda que los hoteleros no han recibido aún ni una sola ayuda a fondo perdido.

Los agroturismos han tenido una temporada mucho mejor que los hoteles. En todo caso, Miquel Artigues, presidente de la Asociación de Agroturismos, considera que la temporada solo ha sido “aceptable”. “Pese a la pandemia, la temporada ha sido aceptable. Es evidente que ha sido mucho mejor que el año pasado. De hecho, julio ha sido bueno; agosto, un poco menos. No podemos hacer una previsión para septiembre, puesto que proliferan las reservas de última hora”, indica, al tiempo que apunta que las previsiones para septiembre y octubre son muy inciertas. “En general, intentaremos tener abierto hasta la primera semana de noviembre, como mínimo”, indica.

Artigues, respecto a 2022, exhibió optimismo. “Confío en que sea el año de la recuperación total, que sea normal”, señaló.

Restaurante
Las perspectivas de cara a septiembre son negativas y nadie espera que se pueda alargar la temporada más allá de octubre.

Joan Ferrer, presidente de la Asociación Hotelera de Capdepera-Cala Rajada, no está satisfecho con la temporada turística y cifra la ocupación media alrededor del 50%. “No ha sido una gran temporada. La ocupación se ha situado entre el 40% y el 50%, fundamentalmente de alemanes, aunque este año, con la caída de los visitantes que han llegado gracias a un turoperador, ha aumentado el cliente español, francés, italiano... Las ventas en las OTA y a los bancos de camas han sido mucho más numerosas que en años anteriores. Antes representaban alrededor del 20% de las plazas y este año se ha alcanzado en algunos establecimientos hasta el 60%”, indica.

Ferrer recuerda que un 10% de los hoteles de la zona no llegó a abrir. “Las primeras aperturas tuvieron lugar en mayo, pero a principios de junio fue cuando abrió la mayoría de la planta hotelera, aunque con ocupaciones discretas”, añade.

El presidente de la Asociación Hotelera de Capdepera cataloga agosto de peor que julio y, aunque no se atreve con un claro pronóstico para septiembre, no destila optimismo. “Agosto será peor que julio y septiembre no tiene buena pinta, aunque no hay previsto el cierre de ningún establecimiento. Hay mucha reserva de última hora, por lo que es muy complicado saber que va a suceder. La mayoría de hoteles tienen previsto cerrar a finales de octubre, aunque dependerá de la evolución del mercado en las próximas semanas”, asegura.

Finalmente, Ferrer pronostica que en 2022 no se recuperará la normalidad absoluta. “La tendencia es buena. Creemos que la temporada del año que viene será mejor que la actual, aunque hoy por hoy las reservas están paralizadas. Antes podíamos hacer previsiones, pero hoy es imposible. En todo caso, no será un año normal, ni mucho menos”, acaba afirmando.

Isabel Vidal, presidenta de la Asociación Hotelera de la Playa de Palma, repasa cómo se ha ido desarrollando la temporada a la que califica de “montaña rusa”, aunque matiza que ha sido mucho mejor que el año anterior.

“Ahora tenemos el 91% de la planta hotelera abierta y no se han producido cierres anticipados. Comenzamos la temporada en Semana Santa. Abrieron pocos establecimientos, pero quedaron satisfechos. A partir del mes de mayo, las aperturas fueron una constante. Las ocupaciones han sido muy diversas en función del estatablecimiento. En julio, de medio, se alcanzó el 65,5%. En la primera quincena de agosto varió entre un 55% y un 78,59%, mientras que en la segunda oscila entre un 47,80% y un 68,45%”, asegura.

La presidenta de la Asociación Hotelera de la Playa de Palma asegura que hacer previsiones sobre cómo será septiembre es complicado debido a la gran cantidad de reservas de última hora. “Hoy por hoy, las previsiones no son muy buenas. En un año normal, la ocupación en septiembre ronda el 80% y está claro que este año nos quedaremos muy lejos. En principio, si no hay novedades, la inmensa mayoría de los establecimientos cerrará a finales de septiembre o mediados de octubre. No creemos que la temporada pueda alargarse”, sentencia.

Finalmente, Vidal expresa su deseo de que la temporada de 2022 sea normal. “Me gustaría que la temporada del año que viene fuera absolutamente normal, pero si algo hemos aprendido durante el último año y medio es que debemos trabajar el día a día”, acaba señalando.

El presidente de la Asociación Hotelera de Cala d’Or, Juan Francisco Rigo, asegura que la ocupación en la zona fue del 60% en julio y que agosto se cerrará en torno al 65%, al tiempo que recuerda la incertidumbre del inicio. “La temporada se inició de forma muy irregular, con la incertidumbre que nos daban las escasas reservas. El primer establecimiento de la zona abrió el 20 de marzo y en el mes de abril el porcentaje de hoteles abiertos era del 15%. Los últimos establecimientos en abrir lo hicieron en julio, sumando un total del 90% de la planta hotelera asociada. La ocupación en julio rondó el 60%, mientras que en agosto ha alcanzado el 65%”, destaca.

Respecto al futuro inmediato, Rigo se muestra poco esperanzado, aunque sí es más optimista al fijar la mirada en 2022. “A día de hoy es muy difícil hacer previsiones, pero el mes de septiembre no invita al optimismo. Además, no creo que se pueda prolongar la temporada. Considero que sería todo un éxito que pudiéramos llegar a octubre con los establecimientos abiertos. En cambio, esperamos que 2022 sea bastante mejor”, indica.
Antoni Roses, presidente de la Asociación Hotelera de Santa Ponça, califica la temporada de “regular” y recuerda que es una zona con un claro predominio del turismo británico. “La temporada no ha pasado de regular. El 85% de los clientes de la zona son británicos. No es posible introducirse en mercados alternativos sin un trabajo previo, que puede durar años. En Santa Ponça, desde los años 70 predomina el turismo británico”, asegura.

Roses explica que ocho establecimientos no han abierto las puertas, que la ocupación de julio y agosto ha sido discreta y añade que las perspectivas para septiembre son inciertas. “Es significativo que ocho establecimientos no hayan abierto. Es decir, que solo han estado en funcionamiento 20. La temporada se inició a mediados de junio con bajas ocupaciones, que se situó entre el 50% y el 60% en julio y agosto. Es difícil saber qué pasará en septiembre, pero las reservas no superan ahora el 30%. Durante la temporada han proliferado las reservas de última hora y esperamos que aumenten en los próximos días. El año que viene esperamos una gran temporada, siempre y cuando el virus esté controlado”, señala.

Pepe Luna, presidente de la Asociación Hotelera de la Playa de Muro, asegura que el objetivo de esta temporada es la supervivencia. “Aguantar, sobrevivir es el objetivo de esta temporada. Hemos tenido una ocupación puede oscilar entre un 50% y un 60% en julio y agosto, aunque en la última quincena ya ha disminuido. No perder dinero es otro de los objetivos. Se ha producido una guerra de precios, pero en general no hemos entrado”, explica, y asegura que el inicio de la temporada fue muy complicado. “A finales de junio, la planta hotelera quedó abierta con una sola excepción. Ha habido un único establecimiento que no ha abierto en la Playa de Muro”, puntualiza.

Luna, finalmente, se muestra convencido de que 2022 será un año excepcional. “Será un pelotazo. Será una gran temporada, un boom”, afirma con rotundidad.

Velomar
Al ser una zona de turismo británico, ocho de los 28 hoteles de Santa Ponça no han abierto y la ocupación ha sido del 60%.

El presidente de la asociación hotelera Reis de Mallorca, Francesc Vives, afirma que la ocupación ha sido muy desigual en los diferentes establecimientos. “Reis de Mallorca está formada por 16 hoteles, que han abierto todos, y que han tenido una ocupación muy desigual. Los establecimientos que han tenido una mejor temporada pueden haber alcanzado un 80% de ocupación media, mientras que en los peor parados se puede haer quedado en un 50%”, indica.

Respecto al futuro, Vives asegura que septiembre es una gran incógnita, pero espera que 2022 sea un año normal. “Pronosticar como será el mes de septiembre es muy complicado, puesto que este año proliferan las reservas de última hora. En 2022 esperamos que se recupere la normalidad. Somos optimistas”, afirma.

Finalmente, el presidente de Reis de Mallorca pone de relieve que esta temporada se ha consolidado la tendencia que va minando la importancia de los turoperadores. “Es cierto que cada año disminuye la importancia de la turoperación. Es una tendencia que se ha visto incrementada con la pandemia”, señala.

Bernat Jofre, presidente de la Asociación Hotelera de Camp de Mar, Port d’Andratx y Sant Elm, define la temporada como “extraña e irregular”. Señala que el inicio fue tardío y muy complicado. “La temporada, en general, ha sido extraña e irregular. Comenzó muy tarde y con ocupaciones muy bajas. La campaña se inició, prácticamente, a mediados de junio, pero la ocupación media puede alcanzar el 45% en su conjunto. En cambio, en agosto ha oscilado entre el 65% y el 70%. Además, tres hoteles decidieron no abrir”, señala.

Jofre asegura que las previsiones para septiembre deben analizarse semana a semana y que hoy son dispares en función del establecimiento. “Unos asociados tienen ahora ocupaciones previstas del 40% o 50%, mientras que otros alcanzan el 60% y el 70%. Los establecimientos de lujo tienen una mayor demanda. Está claro que todos los hoteles intentarán continuar abiertos el máximo tiempo posible, pero no se puede obviar que en una temporada normal acostumbran a cerrar el 15 de octubre”, indica.

Finalmente, respecto al año que viene, Jofre es prudente. “Querría ser optimista, pero dependerá de la evolución de la pandemia, de la situación en la que se encuentren los mercados emisores. Y no puede obviarse la incertidumbre que provoca no saber quién sucederá a Angela Merkel y qué políticas llevará a cabo”, explica.

La temporada ha sido sustancialmente mejor en la ciudad de Palma que en otras zonas. Javier Vich, presidente de la Asociación Hotelera de Palma y Cala Major, destaca el buen comportamiento del destino. “Aparentemente, nuestra temporada ha sido mejor que la del resto de zonas. Nuestra planta hotelera, con un total de 72 establecimientos, está completamente abierta. Palma es un destino que tradicionalmente tiene una muy buena distribución online y que, por tanto, no depende tanto como otras zonas de la turoperación. Además, el mercado nacional está muy consolidado. Este año se da la peculiaridad de que los establecimientos de cinco estrellas del casco antiguo han tenido una gran aceptación. El turismo de lujo ha tenido una gran demanda”, asegura.

En todo caso, Vich no duda en reconocer que los inicios del año fueron muy complicados. “La temporada se puede decir que dio inicio en la segunda quincena de junio, aunque hubo establecimientos que abrieron antes. De media, la ocupación desde la segunda quincena de junio hasta ahora puede alcanzar el 75%”, afirma.

Respecto al futuro más inmediato, el presidente de la Asociación Hotelera de Palma y Cala Major se manifiesta moderadamente optimista. “Las reservas llegan a última hora, pero algunos establecimientos podrían alcanzar el 75%. Es muy pronto para hacer pronósticos para septiembre y octubre, pero dependerá en gran medida de la actividad del Palau de Congressos, de las diferentes pruebas deportivas que se organicen en la ciudad...”, asegura.

Los hoteles de Palma y Cala Major son mucho menos estacionales que los situados en las diferentes zonas costeras. “Antes de la pandemia, cerraba alrededor de un 5% de la planta hotelera y quizás este año llegue al 20% como máximo. Respecto al año que viene esperamos que sea mejor, puesto que entiendo que la temporada podrá comenzar en enero o febrero y no será necesario esperar hasta junio”, sentencia.

El presidente de la Asociación Hotelera de la Colònia de Sant Jordi, Gori Bonet, asegura que la temporada ha sido “mejor de lo previsto”. “Las perspectivas no eran buenas y la temporada ha sido mejor de lo previsto, con una ocupación media que oscila entre el 70% y el 75%. La temporada comenzó tarde, pero solo ha habido un hotel que no ha abierto. Septiembre se presenta lleno de incertezas, aunque tradicionalmente ha sido muy bueno en la zona. Esperamos una ocupación aceptable. Prolongar la temporada será complicado y mucho deberían cambiar las cosas para que la práctica totalidad de la planta no cierre a finales de octubre”, señala.

Bonet pronostica también que 2022 aún no será un año normal. “De momento, no podemos hacer previsiones, pero no esperamos un año normal”, indica.

Toni Mayol, presidente de la Asociación Hotelera de Peguera, reconoce que la temporada comenzó tarde, pero destaca que los precios han sido buenos. “Comenzamos la temporada en junio con una ocupación que oscilaba entre el 40% y el 60%, en función del establecimiento. Abrió la práctica totalidad de los hoteles, aunque algunas cadenas con varios establecimientos en la zona, dejaron alguno cerrado. Julio, sin duda, ha sido el mejor mes, aunque cuando Merkel nos situó como un destino de riesgo nos llegó alrededor de un 20% de cancelaciones para el mes de agosto. Las reservas se recuperaron un poco y la ocupación ha oscilado entre el 65% y el 80%. Eso sí, no hemos entrado, en general, en guerras de precios, que han sido buenos”, manifiesta.

Mayol considera que las perspectivas para el próximo mes de septiembre no son buenas, asegura que será complicado alargar la temporada y espera que 2022 sea ya un año normal. “La perspectiva para septiembre no es buena. Ahora esperamos entre el 40% y el 50% de ocupación y la previsión es que los hoteles cierren a mediados de octubre. Esperamos que 2022 sea un año normal, aunque somos conscientes de que la pandemia no habrá desaparecido. Creemos que será mucho mejor que 2021”, sentencia.

El presidente de la Asociación hotelera de Sóller, Lluís Rullan, asegura que la temporada ha sido mucho mejor de lo que se esperaba, pero peor que una campaña normal. “A finales del mes de abril la práctica totalidad de la planta hotelera ya estaba abierta. Han estado abiertos todos los hoteles con una sola excepción. La ocupación ha variado en función del establecimiento, pero en mayo alcanzó el 80% de media; el 70% en junio; el 80% en julio; y el 82% en agosto. En los meses centrales nos ha fallado el cliente escandinavo, que este año no ha venido. La temporada ha sido mejor de lo que esperábamos en un primer momento, aunque se ha quedado lejos de 2019”, afirma.

Rullan reconoce que las perspectivas para septiembre no son buenas, pero confía en que la ocupación, finalmente, se sitúe en torno al 75%. “Tradicionalmente, septiembre es un buen mes, pero de momento las previsiones no son buenas. Confío en que se llegue a una ocupación cercana al 75%. Los cierres se producirán a finales de octubre, aunque se intentará alargar la temporada. Saber cómo será 2022 es muy complicado. Está muy lejos aún y en las actuales circunstancias es muy complicado hacer pronósticos”, afirma.

Mientras que Joan Ramon Pol, presidente de la Asociación Hotelera de Cales de Mallorca, explica que la temporada ha sido irregular. “Somos una zona pequeña y algunos establecimientos no han abierto. La ocupación ha variado mucho en función del establecimiento. Unos han sobrepasado el 30% a duras penas, mientras que otros han alcanzado el 90%. Esperamos que las reservas de última hora animen el septiembre, pero de momento las perspectivas no son buenas”, indica.