Andreu Moll Llambías es el gerente de Argos, un negocio familiar que fundaron sus padres y que da continuidad con su hermana Carol. | Josep Bagur Gomila

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En la mitología griega el nombre de Argos se atribuye al hijo de Zeus, al constructor de barcos o incluso al gigante guardián de cien ojos al servicio de Hera. Pero para los menorquines, Argos ha sido sobre todo el lugar donde acudir para encontrar productos relacionados con las bellas artes y servicios relacionados como la enmarcación. Un negocio familiar fundado por Andreu Moll Pons y Juana Llambías en 1961 en el corazón de Maó, que supo crecer y expandirse cuya segunda generación sigue brindando un espacio ideal para encontrar óleos, acrílicos y pinceles de todas clase, color y tamaño que se complementa con una galería de arte para promocionar artistas locales, además de ser parada obligatoria para encontrar toda clase de objetos de papelería doméstica, imprimir un cartel o enmarcar un puzle surgido de estos tiempos de confinamiento.

ORIGEN. Desde pequeño Andreu Moll Pons sintió devoción por el dibujo, por el lápiz y en especial por la pintura y fue esta vocación artística la que le empujó a principios de los años sesenta a abrir una pequeña papelería en la calle Deià de Maó. En aquel mismo edificio también vivía el matrimonio y fue precisamente en la planta inferior donde ubicaron su nuevo negocio llamado Argos, en honor a la ciudad griega. “La relación de mi padre con otros artistas propiciaba que acudieran a la tienda para encargarle materiales que difícilmente encontraban en Menorca en aquella época y fue como poco a poco nos fuimos especializando en ofrecer material para bellas artes”, explica Andreu Moll Llambies, actual gerente y segunda generación.

De manera autodidacta, su padre aprendió a enmarcar los trabajos, primero para él y luego para sus amigos y clientes. También estuvo un tiempo en Barcelona para perfeccionar el oficio donde aprendió nuevas técnicas de enmarcación con las que fueron ganando la confianza de sus clientes y al mismo tiempo ayudando a Argos a ser un referente de calidad. “De la tienda nació el taller para hacer enmarcaciones y con ello el reto para poder almacenar las más de 1.500 molduras disponibles y todo el material que íbamos incorporando, y que hizo que la parte de edificio donde vivíamos, también se fuera ocupando”, explica Andreu Moll. “En 1980 acabaron por integrar todo el espacio disponible como sección de bellas artes y gracias a ello la tienda acabo alcanzando los 200 metros cuadrados”, añade el gerente.

Argos
Juana Llambías y Andreu Moll Pons junto a su hijo Andreu.

A finales de los años 80 se incorporaría su hermana Carol que durante un tiempo estuvo al frente de otra pequeña tienda que abrieron en la calle Cos de Gracia. Dos años más tarde entraría a trabajar él mismo, después de haber estudiado artes y oficios. En el año 2000 decidieron acometer una reforma integral de todo el conjunto, comprando el edificio contiguo y reubicando el taller en los sótanos junto a la zona de almacén para ganar con el espacio sobrante una zona armonizada de exposición y tienda que configura la distribución actual a distintos niveles.

EXPANSIÓN. En 2008 decidieron abrir una segunda tienda como complemento a la primera en cuanto a material de papelería y manualidades pero ubicada en un entorno de más fácil acceso para evitar que el cliente tuviera siempre que acceder hasta el centro peatonal de Maó. “La decisión de situarla en la calle Vasallo, de cómodo acceso en coche, la ha acabado convirtiendo como punto principal de entrega y recogida de la mayoría de encargos de enmarcación sin obviar que esta tienda, también ofrece productos de papelería doméstica”, detalla Andreu Moll. “El número de referencias en nuestro negocio tiende a infinito y es que una sola marca de óleos, por ejemplo, puede tener 100 colores y esta gama puede tener 3 o 4 tubos distintos con lo que es necesario disponer de mucho espacio de almacén y tienda”, añade. “De nosotros siempre se ha dicho que lo encuentras casi todo y creo que es nuestra ventaja competitiva”, explica.

Esta misma vocación fue la que les animó en 2012 a abrir una tercera tienda en la calle Carnissería de Ciutadella donde poder dar servicio a toda la isla en cuanto a suministro de servicios y material especializado de bellas artes. Durante la pandemia provocada por la COVID-19, vivieron una actividad frenética y es que el confinamiento provocó un auge al alza de las manualidades y con ello una demanda de material que suministraban a casa bajo pedido. En Argos trabajan nueve personas entre el taller de enmarcación y las tres tiendas cuya tercera generación ya se ha incorporado con Daniel Gomila Moll para dar continuidad al negocio.

GALERÍA ARTARA. Junto a las tiendas de la familia Moll Llambías también ha cohabitado un negocio íntimamente relacionado con esta pasión por las bellas artes y que iniciaron en 1993 cuando decidieron adquirir un edificio de tres plantas en la calle del Roser, para montar lo que sería una de las primeras galerías de arte estables de Maó. “Fue un proyecto que nació con una clara vocación de dar a conocer el talento de los jóvenes pintores y al mismo tiempo, apoyarlos con el ofrecimiento de un espacio expositivo atractivo”, explica Andreu Moll. Eran 250 metros en los que fueron montando exposiciones y llevando a cabo una actividad como galerista que no se quedó en Menorca sino que los llevó a participar de ferias internacionales como Innart, en la que promocionaron artistas como Perico Pastor, Rafa de la Rica, Rafael Vidal, Florit Nin o más recientemente a Marc Jesús. “Me gustaba mucho esta actividad que complementaba perfectamente lo que hacíamos en Argos pero que al mismo, también me robaba mucho tiempo que tenía que dedicar a contacto con artistas, montaje de exposiciones, difusión o promoción de la galería”, explica el gerente. En paralelo también surgió Artara Edicions, que se encargaba de imprimir ediciones numeradas y firmadas por artistas de Menorca en las que se hacía un tiraje limitado. “La obra gráfica de Marc Jesús ha sido uno de nuestros principales estandartes”, detalla Moll. Su labor como galería también les llevó a ser fundadores de la entidad Illa d’Art que acabó integrándose a AIGAB, la asociación de galerías de arte de Balears, en la que Artara ha sido un referente. Tras vender el edificio en 2018, decidieron integrar la galería en la tienda de la calle Deià de Maó.