Vista de una de las salas de coworking con Rosa Solà y Gema Martín, dos de las integrantes de la asociación Innovem Coworking. | Gemma Andreu

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El año que viene, Innovem Coworking cumplirá una década en funcionamiento en Menorca como un espacio en el que se alojan de manera habitual 23 empresas, que no solo comparten un nave de 400 metros cuadrados, sino que bajo el paraguas de una entidad sin ánimo de lucro llamada Innovem, han sabido convertirlo en un caso real de gestión colaborativa de éxito. Un buen ejemplo de esfuerzo compartido de mucha gente que ha trabajado de manera desinteresada para la enntidad, creando una comunidad de personas diversas con motivaciones e intereses diversos pero abierta de mente y espíritu.

EL PLATÓ. Ubicado en la antigua sede de Televisión Menorquina en el polígono industrial de Maó, el 11 de octubre de 2012 se inauguraba en Maó el primer coworking de la isla de la mano de la asociación de Joves Empresaris de Balears como un espacio abierto e intersectorial destinado a facilitar que los emprendedores pudieran consolidar nuevos proyectos de toda clase. El proyecto, bautizado como El Plato de Joves, contó con la implicación de diversas empresas y colectivos que aportaron su granito de arena así como la colaboración de instituciones públicas que también apoyaron la iniciativa en pro de favorecer el desarrollo emprendedor y empresarial en la isla. Tras la disolución de la entidad en 2018, un grupo de personas que no querían que se perdiese aquel proyecto, asumió el difícil reto de continuar con el legado cuya misión principal pasaba por no dejar desaparecer aquel espacio que durante unos cuantos años, había sido un referente del emprendimiento. «Nos topamos con una situación nada fácil pero, por suerte, encontramos gente dispuesta a seguir con la idea, no tanto por mantener la actividad de aquel edificio por el proyecto en sí», explica Rosa Solà, miembro de la entidad gestora que ahora está al frente del coworking.

NUEVA ENTIDAD. Los primeros pasos se concretaron con la creación de una nueva asociación sin ánimo de lucro llamada Innovem y la redefinición de las bases para hacer un proyecto de gestión colaborativa donde el foco no se quería poner en el emprendimiento y sí en el de profesionales autónomos o trabajadores por cuenta ajena que buscaban espacios inspiradores como aquel. En este sentido, se planearon una serie de reformas a poder realizar en cuanto económicamente fuera posible para conseguir una mejor redistribución del espacio. Con el paso del tiempo se pudieron añadir tres salas nuevas de coworking así como también la mejora de los cuatro despachos individuales ya existentes, la sala de reuniones, el hall multiusos, la sala de actividades y un lugar también para almacén.

También se reformularon los distintos servicios adaptándolos a la nueva categoría de usuarios, diferenciando entre aquellos que tenían intención de estar menos de tres meses o los que venían para largo. «Nadie nos dijo que sería fácil pero después de un periodo de sobresaltos, conseguimos estabilizarnos hasta que llegó la pandemia y con ella, nuevas oportunidades para nuestras instalaciones como el surgimiento de nuevos perfiles de trabajadores en remoto que llamaron a nuestra puerta», explica Solà.

En la actualidad hay 23 empresas entre autónomos profesionales y trabajadores en remoto. De ellas, 11 personas son usuarios fijos del coworking, cinco disponen de despachos privados, tres lo utilizan como oficina virtual y cuatro son usuarios de servicios puntuales que también se ofrecen en este espacio. «Tenemos perfiles académicos multidisciplinares que van desde un doctor en física quántica, una traductora de francés, distintas agencias de diseño, publicidad, estrategia digital o comunicación, unos topógrafos o incluso una psicóloga clínica, entre otros», detalla Cardona. «Creo que el hecho de que actualmente esté funcionando tan bien es porque tenemos gente que se implica y se esfuerza para entenderse en un ambiente de colaboración pero sin forzar a nadie, sino más bien desde la espontaneidad que surge para seguir adelante», explica Rosa Solà.

VERANO. Este verano han vivido un boom de peticiones en Innovem Coworking provocado en parte por la situación de teletrabajo de muchas personas que estaban pasando sus vacaciones en Menorca y necesitaban un lugar para conectarse unas horas en un entorno bien comunicado. Explica Gema Martín, la persona encargada de recibir a todas las personas que llegan a Innovem Coworking, que ha tenido peticiones muy variadas para poder trabajar, desde un australiano que estaba de ruta por Europa y venía a consultar el correo electrónico hasta una radióloga veterinaria que revisaba con su ordenador las radiografías que le mandaban y hacía el diagnóstico o una profesora que daba clases a gente de Estados Unidos. «Una de las cosas más valoraban era la flexibilidad horaria para poder conectarse a cualquier hora del día o de la noche con los clientes en función de los países para los que trabajaban», explica Gema. También han tenido muchos jóvenes franceses que acudían en grupo para hacer reuniones. «He llegado a ver una chica que hacía una cata de vinos digital desde su Instagram en el coworking y alguien que nos pedía si podíamos ocuparnos de sus perros mientras tenía una reunión», señala. «Gestionar todas estas peticiones no es fácil, porque también hay que saber que decir que no para el bien del resto de usuarios», explica Gema Martín.

ACTIVIDADES. Desde el principio la nueva asociación tuvo claro que quería ser algo más que un coworking y por ello dieron forma a distintas iniciativas descontinuadas durante el año, bautizadas como Innovem 365 e Innovem Fest. Esta última tenía su punto de partida en lo que durante diversas ediciones fue un evento dedicado al mundo de los emprendedores llamado precisamente Innovem y organizado en aquel momento por Joves Empresaris. «Ya no hablamos de emprendimiento empresarial sino sobre todo de reflexión para crear comunidad y atraer a pensadores. Llevamos cuatro ediciones organizadas de esta nueva etapa y estamos satisfechos no solo de la respuesta del nuevo público que acude sino también de habernos demostrado a nosotros mismos cómo un grupo reducido de gente, cuando se arremanga, organiza eventos que parecen preparados por macroestructuras», explica Rosa Solà. Respecto a Innovem 365, promueve actividades puntuales para la reflexión sobre temas de interés. «Ahora estamos preparando un InnoSapiens, diálogos entre personas seniors de trayectorias profesionales distintas, porque nos interesa escuchar la voz de los sabios ante los retos actuales que tiene la sociedad», concluye Solá.