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Todos los datos provenientes del sector y de las administraciones nos indican que llevamos camino de un verano memorable. Las compañías aéreas han reservado un 94% de los slots efectivamente utilizados en el año 2019, mientras que las empresas de alojamiento han recibido en casi todos los destinos más reservas que en el año de referencia. El turismo internacional ha explotado –efecto champán lo llaman algunos- mientras que el nacional prefiere quedarse en casa otro año más. Y lo que es más importante, los indicadores de gasto señalan un importante incremento en los últimos tres meses. Todo ello sin poder contar con clientes rusos, ucranianos u orientales.

Ahora toca gestionar correctamente ese incremento de la demanda y aquí es cuando las cosas se complican.

Los clientes europeos tienen dificultades para salir de sus países rumbo a sus vacaciones. Las compañías aéreas, que no han tenido tiempo de contratar y entrenar al personal necesario para gestionar esta nueva situación, se han visto obligadas a cancelar vuelos incluso en el ultimo minuto pagando el exceso de ambición.

Los aeropuertos tienen la misma dificultad con el personal de facturación y gestión de equipaje y la situación será más difícil con las vacaciones escolares al irse las familias de vacaciones con más equipaje que en el resto del año.

KLM ha dejado de vender, provisionalmente, billetes con salida desde Schiphol-Amsterdam- .Arlanda-. Estocolmo- recomienda que los clientes acudan al aeropuerto con cuatro horas de antelación. Las dificultades se extienden a los aeropuertos del resto de Europa.

En total, el sector aéreo despidió a 2,3 millones de empleados ahora necesarios para volver a la normalidad. Pero muchos de ellos no quieren regresar a trabajos con horarios intempestivos y difíciles condiciones por lo que es necesario entrenar al nuevo personal desde el principio. Hay amenazas de huelga en algunos aeropuertos como Heathrow.

Una vez superadas esas dificultades vienen los posibles problemas en el aire. Eurocontrol ya ha advertido de la posible saturación en ciertas zonas y momentos y los controladores aéreos de ciertos centros también pueden hacer en alguno de los días de mayor tráfico.

A la llegada, el número de viajeros que necesitan pasar el control de pasaportes es muy superior al de 2019, puesto que nuestros principales clientes ya no están en la Unión Europea. Las mismas maletas que hubo que facturar ahora tienen que ser recogidas. Lógicamente la espera será mayor de la habitual. Los que vengan con turoperador tendrán garantizado el traslado a sus hoteles, pero los que confiaban en alquilar un coche se encontrarán con que la flota disponible es solo algo más de la mitad de la que había hace tres años, por los problemas de suministro de piezas. Los que se alojan en régimen de todo incluido no se llevarán sorpresas, pero los que quieran hacer la compra en el supermercado se darán cuenta inmediatamente del mayor precio de los productos.

Todas las dificultades aparecerán de nuevo en el viaje de regreso. Es una situación difícil de gestionar en la que todas las partes involucradas, desde las administraciones a los camareros de los chiringuitos, deberán hacer un esfuerzo para que un verano memorable no se refiera solo al número de personas sino, sobre todo, al recuerdo de unas vacaciones inolvidables, tras dos años de ayuno, durante la estancia, que les haga olvidar la «miseria» del viaje.