Gabriel Escarrer Jaume, vicepresidente y CEO de Meliá Hotels International. | M. À. Cañellas

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Gabriel Escarrer mantiene desde hace años un discurso valiente y no exento de controversia. Apuesta por un modelo menos intensivo, reconoce la existencia del problema de la masificación y solicita que se ponga el foco en el alquiler vacacional. «Balears necesita ir evolucionando hacia un modelo menos intensivo en turistas y más basado en la calidad y rentabilidad (social y económica) de los turistas. Es decir, primar la calidad sobre la cantidad. Si hablamos de masificación creo que hay que identificar el foco principal del problema, que no está en los hoteles -con plazas prácticamente congeladas desde hace décadas- sino en la oferta de alquiler vacacional, que ha pasado de ofrecer 20.000 plazas a más de 100.000 en una década. Esta oferta va claramente en contra del modelo de turismo que queremos, de la ley de turismo, y de principios básicos de sostenibilidad, de buenas prácticas sociales y de economía circular, y no es el modelo que necesitamos», asegura inicialmente.

Escarrer tiene claras las líneas por las que deben apuntar las soluciones. «Estoy en contra de limitar por decreto la llegada de turistas, pero diría que hay que actuar en varias líneas: En primer lugar, gestionando mejor los destinos, para optimizar el flujo de turistas y su calidad, y al mismo tiempo, prevenir la masificación, que es negativa para los turistas, para los recursos naturales del destino y para los residentes. Y suele generar rechazo hacia el turismo o turismofobia. Un ejemplo de esta gestión del destino sería la planificación de las llegadas de macro-cruceros, de modo que no se solapen cuatro o hasta cinco de estos buques. En segundo lugar, para evitar modelos menos deseables, las autoridades deben regular la oferta para que se cumpla la ley, que a su vez refleja una voluntad de planificación adecuada, limitando (al igual que se limitan desde hace décadas las plazas hoteleras) la oferta de alquiler vacacional, en gran parte alegal, y controlando que se cumplan las normativas que la regulan. En tercer lugar, debe incentivarse la calidad, ofreciendo incentivos a la reconversión de plazas a categorías mas altas, establecimientos de lujo y reformas, de modo que cada vez más atraigamos a un turismo de mayor calidad y derrama económica en el destino. Finalmente, debemos diversificar los segmentos de turismo y atraer a segmentos de fuera de las temporadas altas, ya que ello permite aliviar la carga sobre los recursos de las islas, sin perder ingresos, y optimizando el empleo y el aprovechamiento de las infraestructuras. A estos efectos, el Palau de Congressos de Palma ha ayudado de manera fundamental. El sol y playa continúa siendo necesario, pero hay que complementarlo con servicios, productos y experiencias de mayor valor añadido», apunta. Escarrer no duda en catalogar la temporada de positiva, recordando que en ocupación se ha rozado la registrada en 2019, pero que la tarifa media y el gasto se ha mejorado. En todo caso, apunta también que el gran reto del sector es la rentabilidad, por el severo incremento de costes.

Meliá Hotels es especialmente sensible con cualquier tema relacionado con la sostenibilidad y la circularidad. Escarrer recuerda que este año han inaugurado en Menorca su primer establecimiento neutro en emisiones. «Nuestra compañía cuenta con un extenso sistema de gestión ambiental y energética, que incluye varios aspectos y ámbitos clave, como son la eficiencia energética y la descarbonización de la actividad hotelera, la gestión hídrica y la gestión de residuos. En 2022, incluso, hemos inaugurado nuestro primer hotel neutro en carbono, con emisiones prácticamente cero, el Gran Meliá Villa Le Blanc, en Menorca, ya que se reducen en un 87% las que producirían en un hotel normal, y el 13% remanente de emisiones se compensan mediante proyectos medioambientales», señala.
El vicepresidente ejecutivo y CEO de Meliá Hotels International considera imprescindible mantener el esfuerzo promocional en productos y segmentos de alto valor añadido que permitan prolongar la temporada.

Escarrer, respecto la nueva ley turística, explica que comparte, en general, los objetivos de los empresarios. «Como he dicho en otras ocasiones, en cuanto a modelo turístico, me parece que la nueva ley comparte a grandes rasgos nuestros objetivos de avanzar hacia una oferta de mayor calidad y valor añadido, incentivando las reformas que eleven la calidad de los hoteles, y limitando el crecimiento de la oferta de menor calidad. Por lo que respecta a los objetivos de sostenibilidad y circularidad, no solo los comparto, sino que estoy convencido que es una tendencia global. Fuera de consideraciones políticas, creo que hay materias de interés público, social, medioambiental, alineadas nada menos que con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Además, aunque por supuesto, todo es mejorable, en el proceso de aprobación de esta ley se ha escuchado a las empresas, que creo que hemos contribuido a su mejora en buena medida, lo cual es una práctica excelente de colaboración, y se han establecido unos plazos de adaptación razonables, con previsión de ayudas para poder implementar las medidas más costosas», afirma.