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En el mundo del management existe un libro que leí hace unos cuantos años sobre una historia que gira en torno la convivencia de cuatro personajes en un laberinto y de cómo, por casualidad, descubren una habitación llena de quesos. Dos ratoncitos y dos hombrecillos que lo utilizan para alimentarse y ser felices pero un buen día, ese queso desaparece. No deja de ser una fábula simple e ingeniosa que puede aplicarse a todos los ámbitos de la vida que lo que muestra es que todo cambia y que las fórmulas que nos sirvieron en su momento pueden quedar obsoletas. El queso del relato representa cualquier cosa que queramos alcanzar en la vida y el laberinto, hace referencia a la realidad, con zonas desconocidas y peligrosas o incluso callejones sin salida.

Estos días se vuelve a hablar mucho del sector primario en Menorca, de la leche y del queso, pero el de verdad. De hecho, no se ha dejado de hablar nunca porque el campo forma parte del ADN de los menorquines pero el anuncio del cierre de la planta envasadora de Menorca Llet en Alaior por parte de la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga) ha sido una de las noticias del año, a todas luces estratégica y necesaria para el futuro del sector agroalimentario que debe apostar por productos de valor añadido si quiere sobrevivir. En la comida que compartimos en el Cercle d’Economia de Menorca con Gregorio Jiménez, antiguo director general de Puleva que durante casi 40 años dirigió una empresa referente del sector láctico, puso en valor el hecho que exista un sector como el que tiene la isla pero les animaba a unirse para poder invertir en desarrollo de producto, en investigación, a trabajar por una marca conjunta o marca paraguas. Una unión en la que estuviera desde la DO, el tejido empresarial y los productores artesanos para que entre todos, fueran capaces de encontrar esta habitación del queso de la que nos habla el libro. Proyectos como la producción de suero desmineralizado puede ser uno de ellos pero también aprovechar que el consumo de queso está al alza en todo el mundo para hacer tirar fuertemente de la demanda. En definitiva, hacer cosas distintas para conseguir resultados diferentes.