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He estado pensando en el artículo que escribí sobre Andorra y el cambio climático a finales de agosto. Como prometí, aquí estoy para aterrizar algunas ideas sobre cómo el cambio climático nos puede afectar a medio y largo plazo en Balears.

Si en Andorra el cambio climático amenaza al turismo de nieve, en Balears nos enfrentamos a desafíos igualmente serios. Nuestra principal fuente de ingresos, el turismo de sol y playa, depende del estado de nuestro entorno natural, y el cambio climático podría desempeñar un papel determinante en su evolución.

Uno de los efectos más visibles del cambio climático es el aumento del nivel del mar. Nuestras playas podrían reducirse significativamente por la erosión costera. Un artículo de Agulles, Jordà y Lionello (2021) estima que Balears podría perder entre el 20% y el 40% de sus playas antes de 2050 debido al aumento del nivel del mar y la intensidad de las tormentas. Menos playas significan menos atractivo para los turistas y, en consecuencia, un problema para nuestra economía.

El aumento de las temperaturas también afecta al mar. Un Mediterráneo más cálido puede llevar a una mayor proliferación de medusas, lo cual afecta la experiencia de los turistas. La agricultura balear, aunque menos visible que el turismo, también es parte esencial de nuestra economía. El aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones podría afectar a la producción de aceite de oliva y vino, y a nuestra cultura gastronómica. Además de los desafíos para el turismo y la agricultura, también nos enfrentamos a un preocupante impacto sobre el sector inmobiliario y de la construcción. La posible reducción del atractivo turístico podría desacelerar la demanda de nuevas viviendas y edificios.

¿Qué podemos hacer? La palabra clave es la «adaptación». En el sector turístico, una solución podría ser diversificar la oferta y desestacionalizar. En agricultura, apostar por técnicas más eficientes en el uso del agua y cultivos resilientes puede ser parte de la solución. El cambio climático representa un gran desafío, pero también una oportunidad para innovar y transformar nuestra economía hacia un modelo más sostenible. A veces, los grandes cambios empiezan con pequeñas acciones, y quizá este sea el momento de que todos nos planteemos qué podemos hacer para contribuir a un futuro más sostenible para nuestras islas.