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Los numerosos medios internacionales congregados ante los juzgados de Palma han coincidido en sus diferentes crónicas que el testimonio que da hoy la Infanta Doña Cristina en relación al Caso Noos supone un fenómeno sin precedentes que ha dañado la reputación de la Familia Real a los ojos de los españoles.

«La Infanta Cristina comparece ante el tribunal por un caso de corrupción», titula el enviado de la BBC en la pieza para su edición digital, en la que comienza recordando que «esta es la primera vez en toda la historia que un miembro de la Familia Real española ha acudido ante un juez como sujeto de una investigación criminal».

«Sea la Infanta inocente o no», analizó el enviado de la BBC, Tom Burridge, «muchos creen que este escándalo por corrupción, que ha durado tanto y ha recibido una gran cobertura, ha causado un daño significativo a la credibilidad y la reputación de la Familia Real española».

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El medio galo France 24 destaca por su parte que el Caso Noos se inserta dentro de las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades españolas sobre los «cientos de casos de corrupción derivados de los años donde se ganaba 'dinero fácil', antes del inicio de la crisis económica en 2008, de la que España, lentamente, está saliendo».

La agencia Reuters hace especial hincapié en los momentos de la llegada de la Infanta en coche a los juzgados. «Una decisión que ha causado la indignación en la opinión pública porque ha permitido a la Infanta esquivar a cientos de cámaras de televisión y ha alimentado aún más del debate sobre si ha recibido un tratamiento judicial favorable», apuntó la pieza.

Los medios también destacan la decepción reinante entre algunos de los asistentes a la llegada de la Infanta, desde desencantados como Maria Gomila, una estudiante de 18 años que considera que «España es un país donde los corruptos no se enfrentan a las consecuencias y lo único que reciben es un viaje gratis», hasta monárquicos declarados como Angel Rodríguez. «Soy monárquico pero si han hecho algo más deberían ser tratados como los demás», declaró el pensionista de 80 años a Reuters.