La víctima, en una de las imágenes que distribuyó la Guardia Civil para identificarla. | Guardia Civil

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Primera parte del misterio resuelto. La Guardia Civil ha identificado a la joven cuyo cadáver apareció en la playa de Alcanada de Alcúdia con señales evidentes de violencia. Se trata de una francesa que había llegado apenas unos días antes a la Isla con un billete sólo de ida.

Desde que el cuerpo apareció, el 10 de julio, hasta ahora, su identidad había sido un misterio. Nadie denunció la desaparición ni su características coincidían con alguna persona buscada. La víctima tampoco llevaba encima ningún documento ni elemento que facilitara pistas sobre quién era más allá de un billete de autobús de Palma a Alcúdia. Tras seguir esa pista, que ubicaba en qué días llegó la joven a la localidad, se rastrearon varias cámaras de seguridad de tiendas y supermercados. En ellas se habían registrado los movimientos de la fallecida, que siempre aparecía sola. El rastro se perdía a partir de su presencia en un centro comercial de Alcúdia.

Al no poder concretar su identidad, la Guardia Civil difundió a principios del mes de agosto imágenes de la fallecida. Gracias a éstas y a la colaboración ciudadana se ha llegado a identificarla. A partir de ahí ha surgido con fuerza la hipótesis de que su muerte fuera un suicidio. A favor de esa tesis hay varios indicios.

El primero es que no tuviera billete de vuelta, algo extraño para un turista que viene a Mallorca unos días. Además, en las pruebas toxicológicas a las que se sometió el cuerpo se detectaron cantidades de ansiolíticos en la orina. Esto, unido a varios testimonios, apuntaría a que la joven sufría algún tipo de depresión. De acuerdo con esta tesis, la víctima se asfixió en la playa y luego el cuerpo cayó hacia el mar.

Indicios

Con todo, existen otros indicios que cuestionan esa tesis, como el hecho de que en la autopsia se encontraran piedras en la nariz de la fallecida. Esto apuntaría a que pudo ser arrastrada por la arena tras su muerte. Además, una de las mangas del vestido que llevaba estaba desgarrada, lo que puede dar a entender que la vistieron después de la muerte. El cuerpo apareció a apenas un metro de la orilla. En todo caso, el fallecimiento no cuadra con una caída accidental por las rocas, una hipótesis que esta completamente descartada.

La víctima tenía en torno a treinta años de edad, ojos claros y pelo castaño oscuro. Cerca del cuerpo se encontró un bolso y un pareo.