Fotografía de una fumigación de cucarachas en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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Balears, Murcia, Comunidad Valenciana y Andalucía son las comunidades autónomas que soportan un mayor número de cucarachas, un insecto que supone el 35 por ciento de las plagas en España, según los datos del IV Observatorio Regional de Plagas de Rentokil.

Esta plaga fue en 2015 la más común en España por cuarto año consecutivo, según el estudio anual publicado por esta empresa especializada en sanidad ambiental, elaborado a partir de las 24.000 llamadas que recibió durante 2015. En el caso de Murcia, el 53 % se correspondía con infestaciones de cucarachas, un porcentaje que se elevó al 48 % en la Comunidad Valenciana, el 47 % en Baleares y el 40 % en Andalucía.

Olor desagradable, manchas en superficies de la cocina, estuches de huevos o avistamiento directo de un ejemplar son señales de alarma que avisan de la presencia de este insecto. Los xilófagos -termitas y carcoma- ascienden este año al segundo puesto de los animales más problemáticos, ya que generaron el 18 % de incidencias registradas por Rentokil: cuatro puntos porcentuales más que en 2014, con lo que superan a los roedores, responsables del 12 % de las llamadas, situados ahora en tercer lugar.

Los insectos de la madera son más comunes en la zona peninsular norte, donde el clima y la abundancia de madera en las construcciones contribuyen a su aparición. Chinches, avispas, aves, moscas y pulgas son, por este orden, el resto de causantes de plagas en España durante el año pasado, de acuerdo con el documento.

«No existe una definición como tal de plaga», ha explicado a Efe la directora general de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas, ANECPLA, Milagros Fernández, porque «se determina por el riesgo para la salud pública que suponga y también por el nivel de tolerancia que haya para una especie» en cada momento. Así, «una cucaracha en un almacén que guarda maquinaria no se considera plaga, pero en un quirófano sí lo es, porque ahí el nivel de tolerancia es cero».

Los riesgos para el bienestar y la salud de una plaga son diversos, desde daños económicos hasta problemas de salud graves. Fernández ha puntualizado que los xilófagos producen «daños estructurales» sobre bienes aunque también pueden atacar edificios históricos u obras de arte, con lo que causan perjuicios «históricos».

En cuanto a la salud, «una cucaracha nunca te picará, pero su cuerpo tiene microorganismos perjudiciales que deja allá por donde pasa incluidos los alimentos y puede generar problemas de contaminación alimentaria, como el contagio de salmonella», ha señalado Fernández.

Más peligrosas son las ratas que, además de esta contaminación, pueden morder y transmitir enfermedades como la rabia. Señales de presencia de los roedores son excrementos, pelos o marcas en los muebles y, de los xilófagos, orificios en los enseres o construcción de nidos en forma de chimenea.

«Además, si encontramos manchitas de sangre en las sábanas, presencia de huevos o picaduras en el cuerpo podemos tener una plaga de chinches, cuya presencia ha aumentado en los últimos años y está en tremendo auge», ha añadido.

En verano son frecuentes las plagas de insectos voladores -moscas, mosquitos y avispas- y hormigas por el incremento de las temperaturas y actividades humanas en áreas húmedas como el entorno de las piscinas, así como las de pulgones y cochinillas, en zonas ajardinadas.