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Todo lo que podía salir mal en el Parlament salió ayer mal y el primer pleno ordinario de la Cámara después de la crisis de Podemos –que presidió el socialista Vicenç Thomàs a la espera de elegir el relevo definitivo de Xelo Huertas– se convirtió en una sesión totalmente descontrolada que, por la tarde, forzó a una reunión urgente de los partidos de izquierda.

La sesión, sin precedentes y con repeches cruzados tanto en el salón de sesiones como en los pasillos, se inició con la negativa de las diputadas Xelo Huertas y Montse Seijas a ocupar los escaños que les había asignado la Mesa y la Junta de Portavoces la semana anterior, entre Ciudadanos (C,s) y el PP.

Llamadas al orden

Huertas y Seijas llegaron a la sesión con «ganas de guerra», como adelantó hace unos días un colaborador fiel. En lugar se dirigiese al lado derecho del salón de plenos, se fueron al izquierdo y se sentaron en dos escaños vacíos del Grupo Socialista.

El presidente accidental del Parlament, el vicepresidente segundo Vicenç Thomàs (que ya conocía la negativa de ambas a ocupar los asientos asignados) preguntó a la ayer portavoz del Grupo, Mixto Silvia Tur, que le dijera qué escaños correspondían a sus nuevas compañeras del grupo. Esta le dijo que los indicados con el «número 63 y 64», es decir los del lado del PP. Thomàs les pidió que cumplieran con el acuerdo y se sentaran al otro lado. Con gestos y de viva voz, dijeron que no, que habían presentado un recurso y que Silvia Tur estaba faltando a la verdad.

Thomàs, en una situación que nunca antes se había producido en la Cámara balear desde que inició su andadura en 1983, trató de imponerse. Les llamó al orden, advirtiéndoles de lo que ello suponía. Les volvió a llamar al orden y la respuesta fue la misma. Las dos diputadas se miraron y se levantaron. Sabían que a la tercera llamada de atención, serían expulsadas. En lugar de salir del salón de sesiones, decidieron ocupar el espacio reservado al público.

Y así arranco el pleno, con Huertas y Seijas entrando y saliendo y haciendo declaraciones. Xavier Pericay, que hasta ahora se repartía con Silvia Tur, de Gent Per Formentera, la portavocía del Grupo Mixto, afirmó que después de lo ocurrido, ésta (Tur) ya no les representaba. Según Pericay, Tur, parecía la portavoz del PSIB o la portavoz del Govern. La aludida, cuyo nombre también se había barajado como presidenta de la Cámara en caso de que fallara todo lo demás, dijo sentirse «flipada» por lo que oía Tur reveló que Seijas, Huertas, Pericay y Ballester (diputada de C,s) se habían reunido el día anterior a sus espaldas. Afirmó que ninguno de los acuerdos tenía validez y acusó a las recién llegadas de trasladar al Grupo Mixto la crisis de Podemos.

Faltar al decoro

Los pasillos del Parlament eran para entonces un hervidero y los rostros reflejaban la crisis. Pero aún no había terminado todo faltaba un plante del PP, y llegó. Fue durante un debate sobre la convalidación de un decreto que resolvía la interinidad de los policías locales. Alberto Jarabo, en su intervención, culpó a la gestión del PP de la situación de los policías locales y, además, se refirió al escándalo de la Policía de Palma. Y criticó la presencia de Álvaro Gijón. Todo el Grupo Popular, también los representantes de la Mesa, abandonaron el pleno. Prohens, exigió «una disculpa» a Jarabo por faltar al decoro. Sin los representantes del PP en la Mesa, no había quórum para someter el decreto a votación. Jarabo dijo que no tenía inconveniente en disculparse aunque opinó que no faltó al decoro. El decretó se validó sin que votara el PP. «Lamento el espectáculo que ha ofrecido el PP y, al final, se demostrará que se está convirtiendo, poco a poco, en un partido antisistema», aseguró el socialista Alcover.