Imagen del cuartel de San Fernando, donde se produjo la muerte. | Archivo UH

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A falta de conocerse los datos de la autopsia del detenido hallado muerto en los calabozos de la Policía Local de Palma y especialmente, de los informes de toxicología remitidos al Laboratorio de Criminalistica de Madrid, las primeras hipótesis señalan que la actuación de los agentes intervinientes de la Policía Local fue correcta y ajustada a los protocolos establecidos en estos casos.

Fuentes próximas a la investigación confirmaron que Mohamed E.A., de origen magrebí y nacionalidad alemana, estuvo de copas por el Passeig Marítim y que a las 5.30 horas del sábado se enfrentó con los porteros de un local. Cuando llegaron las dotaciones policiales, según reza en el informe oficial, fueron necesarios hasta siete agentes (dos unidades de USEI y una de UII) para poder reducirlo. Al internar reducirlo, un total de tres agentes sufrieron lesiones de carácter leve y precisaron asistencia médica. En estos momentos se encuentra de baja médica durante una semana.

El arrestado estaba fuera de sí y debido a la gran corpulencia y descomunal fuerza que tenía rompió el cristal de la puerta de uno de los coches patrulla que lo trasladaba al cuartel.

Las cámaras de seguridad de los calabozos no detectaron nada anómalo en el comportamiento policial y todo apunta a que el arrestado se fracturó la tráquea cuando trataba de ahorcarse con un jersey en su celda.