El juez Castro en una foto de archivo. | Archivo

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El juez instructor del 'caso Nóos', José Castro, «siempre» pensó que la infanta Cristina «no solo estaba en el ajo de la trama y sus enjuagues, sino que era la eminencia gris», aunque «muy discreta y muy gris», según aseguraba en una entrevista que forma parte del libro de la periodista Pilar Urbano 'La pieza 25', presentado este miércoles en Madrid.

«Lo plasmé en mis autos, que ella lo conocía y estaba al tanto de todo. Acaso no en los detalles menores del día a día, pero sí en el quid esencial de los negocios de Iñaki (Urdangarin) con las instituciones públicas y en los magros resultados que él y Diego Torres cosechaban», afirmaba el juez instructor, que también asegura que «racionalmente» tampoco se conformaba con que solo se imputase a la Infanta dos delitos fiscales.

Eso sí, el juez dejaba claro que aceptaría la decisión cuando fuese «cosa juzgada» -en el caso de la Infanta la absolución es firme, porque no ha sido recurrido ante el Supremo-. La entrevista fue realizada en diciembre de 2014.

La infanta fue absuelta en febrero

En febrero de 2017, la Audiencia de Baleares absolvió a la infanta y condenó a su esposo, Iñaki Urdangarin, a seis años y tres meses de prisión. La condena fue recurrida tanto por el acusado como por la Fiscalía y está pendiente de la decisión del Tribunal Supremo. En opinión del magistrado emérito del alto tribunal José Antonio Martín Pallín, que ha participado en la presentación, el señalamiento será en enero o febrero.

En el acto, la autora del libro ha tachado de «patochada» el recurso presentado por Urdangarin para pedir su absolución y ha opinado que al ex duque le ha ido mal judicialmente porque eligió a un abogado «muy de tercera fila», pero amigo suyo, y que declinó la oferta de su suegro de hacerse cargo él de la defensa.

Urbano, que se ha mostrado muy dura con la actitud el Rey Juan Carlos, ha elogiado sin embargo el papel «heroico» de Felipe VI que, a su modo de ver, «jugándose el cariño de su hermana ha salvado la imagen de la monarquía, que estaba enfangada en esto». El Rey, ha dicho, hizo lo que estaba en su mano, «expulsando al miembro corrupto» y quitándole a su hermana el Ducado de Palma. «No puede quitarle los derechos sucesorios, de su buen sentido dependería que ella los cediese a sus hijos», ha dicho.

«No podía dejar de ser quien era»

Para la autora del libro, Cristina de Borbón fue cooperadora «indispensable», porque la trama solo fue posible por ser ella hija del Rey Juan Carlos. «Ella hacía una cosa: ser y estar. No podía dejar de ser quien era, hija del Rey y esposa de Urdangarin, y no quería dejar de estar donde estaba, donde entraba el dinero negro y donde se reciclaba».

Urbano ha hablado de una «operación para salvar a la Infanta» del banquillo y de que el fiscal Pedro Horrach elaboró «cinco folios» para ello dando instrucciones a la defensa.

También ha opinado que la Infanta demostró inteligencia no dejando ni una prueba y, al contrario que su esposo, no contestando siquiera a ningún email.

En el libro, el juez también dice que no ha sentido «presiones», pero sí que se hizo «el sordo» ante las «interferencias políticas o institucionales, mensajes oblicuos esgrimiendo razones de Estado». Y relata cómo alguien quería que supiese que estaba vigilado, ya que un día rajaron las cuatro ruedas del coche de una amiga» y otro «embadurnaron de excrementos el felpudo y la puerta de entrada» o «metieron silicona y palillos de dientes».