Baleares cuenta con más de 108.000 hogares unipersonales.

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El número de personas que viven solas aumenta año tras año y en 2019, en las Islas, se alcanzó un nuevo máximo, con un total de 108.300 hogares unipersonales. Así se desprende de los datos publicados hace dos días por el Instituto Nacional de Estadística, que en esta ocasión adquieren una relevancia especial por la excepcionalidad del momento actual.

Son personas que afrontan en soledad el confinamiento, de las que 43.600 son mayores de 65 años. Un colectivo aún más vulnerable, según reconoció la vocal de psicología social del Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears, María del Diego Barquín. «Antes de que se declarara el estado de alarma ya eran personas más débiles que el resto y ahora son aún más frágiles», explicó la psicóloga, quien añadió que en caso de que pasen por una situación de duelo «lo pasan todavía peor».

Además, la sociedad actual, y en especial el colectivo de personas mayores, «no tiene interiorizado el pedir ayuda, por lo que les cuesta más recurrir a profesionales en estos momentos», manifestó Del Diego Barquín. Esta preocupación se extiende a sus familiares, «que en ocasiones ya no saben cómo explicarles que no pueden seguir con el ritmo de vida de hace solo unas semanas». Esas personas, en ocasiones, «no entienden la preocupación de sus familiares», sostuvo la psicóloga.

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La recomendación de los profesionales en el momento actual es que estas personas pidan ayuda. «Que recurran a su red social si no quieren o no pueden contactar con un profesional», insistió, al tiempo que recordó que muchas de estas personas mayores que viven solas se relacionaban únicamente con las personas que veían en su día a día cuando iba a comprar el pan o a dar una vuelta.

De todos modos, la psicóloga destaca la «resiliencia» de estas personas. Acostumbrada a tratar con mujeres, que suponen el 70% de las personas mayores de 65 años que viven solas en la Comunitat, asegura que «se están adaptando al confinamiento, pues se han enfrentado a muchas cosas a lo largo de su vida».

Del Diego Barquín reconoce que esta situación no solo afecta a las personas mayores, sino que también tiene efectos a los jóvenes que viven solos. «Están más acostumbrados a usar las nuevas tecnologías y para ellos es más fácil contactar con amigos y familiares», indica, aunque también recomienda un uso racional de las redes sociales, especialmente en lo que a búsqueda de información relacionada con la COVID-19 se refiere.

En términos generales, la psicóloga considera que el momento actual supondrá un cambio en las personas. «Se dará más importancia a la salud mental. Los síntomas de ansiedad se han agravado», concluye.