Vista del exterior del aeropuerto de Palma.

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Un 40,1 por ciento de los empresarios y emprendedores de Balears han interrumpido temporalmente su actividad por la Covid-19, según refleja el informe 'Situación del emprendimiento en España ante la crisis del COVID-19', en el que ha participado el Laboratorio de Emprendeduría e Innovación Social (LEIS) de la Universitat de les Illes Balears (UIB).

Según ha explicado este miércoles la UIB en un comunicado, el documento está basado en una encuesta de ámbito estatal realizada por la red GEM Observatorio del Emprendimiento en España, con más de 4.000 respuestas de personas emprendedoras sobre las reacciones ante la crisis provocada por el coronavirus.

Los datos de Balears indican una «preocupación generalizada» por el impacto que pueda tener la crisis los próximos seis meses.

Así lo ha manifestado el 84,2 por ciento de los encuestados, que considera que el impacto será negativo (27,8 por ciento) o muy negativo (56,4 por ciento).

Un 40,1 por ciento de los empresarios y emprendedores de las Islas ha tenido que parar temporalmente su actividad y un 41,65 por ciento la ha continuado en la modalidad de teletrabajo.

El LEIS, dirigido por el profesor F. Julio Batle, ha recogido 274 respuestas en Baleares, de las cuales 111 provienen de mujeres y 163, de hombres. Mayoritariamente (60,9 por ciento del total) son empresarios con más de tres años y medio de actividad.

Más de la mitad de ellos, un 53,4 por ciento, trabaja en servicios orientados al consumidor final, mientras que un 39,7 por ciento se dedica a proveer servicios para otras empresas. La información se ha extraído de una encuesta realizada a personas emprendedoras entre el 20 y el 30 abril de 2020, para analizar el impacto de la crisis derivada de la COVID-19 en las actividades y los recursos clave para los emprendedores nativos, nuevos y consolidados, así como en las expectativas, los planes de futuro y las medidas pedidas a las administraciones públicas.

En las Islas, han explicado, un 16 por ciento de la población está involucrada en iniciativas emprendedoras, la mitad de ellas en autoempleo, y mayoritariamente, el 78 por ciento, en servicios, tanto a empresas como consumidores finales.

A estas personas han dirigido la encuesta sobre sus primeros cincuenta días de 'no normalidad', que han resumido en dos grandes fenómenos: paralización (un 39 por ciento de la actividad empresarial) e incertidumbre (60 por ciento de las empresas manifiestan que esta es su preocupación principal).

Según el informe, el 40 por ciento de las empresas (prácticamente la mitad, en España) han continuado la actividad a través del teletrabajo, independientemente de su tamaño. Este es, han añadido, el cambio más relevante en la manera de trabajar experimentado en todos los ámbitos de la economía, especialmente en los servicios a empresas, en que el 70 por ciento de los emprendedores se han acogido a esta modalidad. El cierre temporal ha afectado sobre todo los servicios a los consumidores finales (70 por ciento).

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Además, la mayor parte de las empresas se han visto afectadas por la caída en la demanda. Así, para tres de cada cuatro, se ha reducido de manera notable o totalmente, y un 46 por ciento han tenido que cerrar temporalmente o definitivamente. En este punto se observan diferencias evidentes entre sectores.

Para hacer frente a esta situación, un seis por ciento ha aplicado recortes salariales y un diez por ciento ha despedido trabajadores, cifras marcadamente inferiores a la media española (10 por ciento y 17 por ciento, respectivamente), como también ocurre con la reducción de horas (21 por ciento en España frente a un 14 por ciento en las Islas Baleares).

Para el 85 por ciento de las empresas, el impacto de la Covid-19 en sus negocios ha sido negativo o muy negativo, con variaciones significativamente por sectores.

Según consta en el informe, el futuro inmediato es de una «incertidumbre enorme» para el 60 por ciento de las empresas, aunque más del 61 por ciento de los empresarios «ven nuevas oportunidades de negocio». De hecho, un 27 por ciento ya ha cambiado de modelo de negocio.

Mantener la actividad que ya tenían, lanzar productos nuevos (35 por ciento) y entrar a mercados nuevos y tener clientes nuevos (30 por ciento) son las principales soluciones adoptadas para recuperar la actividad, unas cifras que son inferiores a las del Estado.
Todas estas iniciativas se desarrollan en un marco de incertidumbre y apatía de los mercados, lo cual hace que el 21 por ciento piense que tendrá que reducir personal, problema que se ha manifestado junto a la incertidumbre como la preocupación más fuerte de los emprendedores entrevistados.

Sin embargo, tan solo el dos por ciento han abandonado sus proyectos y, aunque mantienen los planes en expectativa, los datos referidos a intenciones de cambio en su modelo de negocio son «esperanzadores».

En cuanto a las necesidades y peticiones, el 77 por ciento reclaman a las administraciones públicas medidas extraordinarias de apoyo a la creación de empresas, principalmente la eliminación de trabas burocráticas, y las relacionadas con su situación de liquidez (eliminación de la cuota de autónomos, líneas de crédito y reducción de cuotas de la Seguridad Social).

Los autores del estudio en las Islas son los investigadores de la UIB F. Julio Batle (coordinador), Joan B. Garau Vadell, Francina M. Orfila Sintes y Maria Sard Bauzà, miembros del LEIS.

El estudio 'Situación del emprendimiento en España ante la crisis del COVID-19' incluye recomendaciones finales para reactivar la demanda y la oferta para poder volver a un camino de normalidad lo antes posible y, en paralelo, volver a crear un ecosistema emprendedor, con pilares y dinámicas nuevos, menos vulnerable, más articulado, más innovador, más resiliente y que de respuesta a las nuevas necesidades sociales.
El estudio recoge como destacable la capacidad generalizada de identificar oportunidades de los encuestados en estos tiempos de incertidumbre.

Por lo tanto, los investigadores expresan un «optimismo sereno» respecto del futuro y de la capacidad del sector para reactivar la actividad y hacer las transformaciones necesarias para crear una sociedad menos vulnerable y más articulada.